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Juan Pablo II recibió la extremaunción

Su salud ha empeorado y presenta un estado de fiebre alta, según reconoció hoy el propio Vaticano. "Está mal, muy mal", según médicos que han seguido su evolución.

31 de Marzo de 2005 | 16:45 | Agencias / El Mercurio en Internet
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Juan Pablo II recibió hoy la extremaunción, dado su delicado estado de salud, el que está "muy mal", según médicos que han seguido su evolución.

Ésta es la segunda vez que el máximo líder de la Iglesia recibe el sacramento, también conocido como "unción de los enfermos", que reciben las personas que presentan peligro vital.

La vez anterior, fue en 1981, cuando Juan Pablo II fue víctima de un atentado. Esto no significa que esté en sus últimos momentos, pero claramente da muestras de una situación mucho más delicada.

Esta información fue entregada por una fuente del Vaticano a la cadena CNN, pero no ha podido ser confirmada por el portavoz oficial.

Momentos antes, el Vaticano había reconocido que el Pontífice presentaba un cuadro de fiebre alta y baja de presión.

El portavoz del Vaticano Joaquín Navarro Valls afirmó que este cuadro se presentó luego de una infección urinaria que afecta al Pontífice.

Según Navarro Valls ha sido iniciada una terapia a base de antibióticos, de manera que el cuadro clínico del Pontífice está "estrictamente controlado por el equipo médico" que le atiende.

El Papa habría tenido además una brusca baja en la presión, lo que complica aún más su débil estado de salud.


Las luces están encendidas en la habitación del Pontífice.
Imágenes de las cadenas de noticias internacionales muestran que en la habitación del Pontífice están las luces encendidas, lo que no es usual y podría indicar de que algo está sucediendo.

El Sumo Pontífice, de 84 años, se encuentra bajo permanente asistencia médica. Estos expertos aseguran que es muy riesgoso trasladarlo al policlínico Gemelli, por lo que continuará en reposo en su habitación.

"Por el momento no está prevista ninguna internación en el Policlínico Gemelli", informó el profesor Rodolfo Proietti, responsable del departamento de emergencia de esa clínica, donde el Papa fue internado dos veces entre febrero y marzo. No obstante, el policlínico tiene todo dispuesto para una eventual nueva internación.

Preocupación constante

En las últimas horas de hoy ha habido diferentes comentarios acerca de un empeoramiento de la salud del Papa, que ahora encuentran confirmación en la nota emitida por el Vaticano que, no obstante, pretende ser tranquilizadora con la alusión al cuadro médico controlado.

El Papa guardó hoy reposo durante toda la jornada, después de que ayer, miércoles, compareciera brevemente ante los fieles en la Plaza de San Pedro, donde saludó y bendijo durante varios minutos, aunque no consiguió hablar.

Previamente, el arzobispo de Viena, cardenal Christoph Schoenborn, había declarado que el Papa se está "acercando al final de su vida".

Schoenborn dijo esto luego de conocer que los médicos colocaron al Papa una sonda naso-gástrica para permitirle una mejor alimentación.

Fieles se concentran para rezar

Ante estos nuevos antecedentes, algunos grupos de fieles se han empezado a concentrar en la Plaza de San Pedro pare rezar por la salud del Papa.

Grupos de católicos que han optado por acercarse hasta las inmediaciones del Vaticano para juntarse en oración.

La sonda nasogástrica
La sonda nasogástrica, como la que se le implantó al Papa, es un recurso que se emplea con los pacientes que tienen dificultades para ingerir alimentos para así facilitar su nutrición.

Se trata de una técnica que consiste en la introducción de la sonda -un tubo de material plástico más o menos flexible- desde uno de los orificios nasales hasta el estómago.

Una vez colocada, se fija a la nariz con un esparadrapo cuando su finalidad es exclusivamente la nutrición -en otros casos se utiliza para lavados gástricos- y en el extremo abierto del tubo se coloca un tapón.

La posición de la sonda se suele cambiar a diario, con un ligero movimiento rotatorio de la misma.

Para hacer llegar los alimentos al estómago, primero se aspira el contenido gástrico y luego se introducen a través de la sonda de forma lenta (entre 15 y 20 minutos, según la cantidad), bien por medio de una jeringa, de una pequeña bomba de infusión o por declive.

El cambio de la sonda varía en función del material del que esté hecha: si es de polietileno puede permanecer implantada hasta dos semanas, si es de poliuretano, hasta tres meses, y hasta seis meses si es de silicona.
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