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Nuevo libro aborda el misterio de la Santa Lanza

Según el Nuevo Testamento, un centurión romano traspasó el costado de Jesús en la cruz con su lanza para asegurarse de su muerte. De ahí en adelante comienza la leyenda de esta arma que ha sido perseguida por cientos de años por Reyes, gobernantes y hombres de fe.

13 de Abril de 2005 | 17:02 | EFE

La Santa Lanza puede ser vista en el Museo de Viena.
VIENA.- Indiana Jones y Lara Croft la han perseguido en la ficción por selvas y desiertos en los confines del mundo sin saber que es Viena el lugar donde se guarda la Santa Lanza con la que, según la leyenda, se hirió a Jesús en el costado cuando estaba en la cruz.

La primera monografía sobre la misteriosa arma se ha puesto hoy a la venta, editada por el prestigioso Museo de Historia del Arte, bajo el título "La Santa Lanza en Viena. Insignia, reliquia, arma del destino", y presenta en ocho capítulos de otros tantos historiadores un interesante viaje por los recodos del pasado.

La hoja partida de doble filo de la lanza, de 51 centímetros de largo y conservada sin su asta, cuenta con tres remaches de oro y plata y se conserva en la cámara del Tesoro del Palacio Imperial de Austria.

Primero se la consideró una reliquia de San Mauricio, luego del centurión Longino, y por último, una posmoderna arma sobrenatural que aparece en múltiples tebeos, videojuegos y películas, cuya última entrega se titula "Constantine" y la protagoniza Keanu Reves.

Sus historias

La historia se inicia en el Nuevo Testamento: un centurión romano traspasa el costado de Jesús en la cruz con su lanza para asegurarse de que está muerto. La leyenda bautiza a ese personaje como Longino y el arma pasa a ser venerada.

Existen tradiciones distintas sobre los avatares de la pica, que se pierden desde los orígenes del cristianismo, y además coincidían tantas "lanzas santas" como para armar una legión, pero la de Viena es la mejor documentada, aunque se descarta que la época en la que se forjó coincida con el mito.

El arma se moldeó en torno al año 800 y la blandió Carlomagno, que la recibió en Roma como regalo del Papa, pasó a ser una distinción del Imperio Romano Germánico, una "insignia imperialia", además de ganar reputación en cantos populares por lograr desequilibrar batallas contra los nómadas húngaros, según el historiador Gunther G. Wolf.

A la lanza, que entonces era considerada una reliquia de San Mauricio, se le adjudicó la función de identificar a los verdaderos soberanos y su posesión era un requisito para ser el emperador de Occidente, según establece Franz Kirchweger en otro capítulo.

Es a partir de finales del siglo XIII cuando, ya en posesión de la casa de Habsburgo, comienza a ser identificada con Longino y con el Santo Grial y en 1227 el Papa Gregorio IX aseguró al emperador Federico II que era la lanza que había atravesado el costado de Cristo.

En fechas cercanas se inicia la literatura artúrica con el "Perceval" de Chrétien de Troyes, donde la lanza tiene un papel destacado, que llega al espacio lingüístico alemán a principios del siglo XIII de la mano de Wolfram von Eschenbach.

En 1354 el Papa Inocencio VI establece oficialmente su veneración como la Lanza de la Pasión, un instrumento en el sufrimiento de Jesús en la cruz, para lo que se le aplica al arma un remate de oro en el que se lee: "Lancea et Clavvs Domini" (Lanza y clavo del Señor, en latín).

Posteriormente pasa por diferentes capitales y ciudades, de Praga a Nuremberg, antes de llegar a Viena a finales del siglo XVIII, en todas ellas venerada como reliquia.

Ya en el siglo XIX, Richard Wagner compone su ópera "Parsifal", en la que este personaje sería el único capaz de vencer a Klingsor, dueño de la Santa Lanza que abrió la herida a Cristo.

Sus "viajes" y mitos en el siglo XX

En septiembre de 1938, poco después de la anexión de Austria al Tercer Reich, es trasladada a Nuremberg por los nazis y pronto visitada por el propio Adolf Hitler, un fetichista de símbolos del poder germánico, que buscaba una forma de legitimar su régimen recurriendo al valor histórico del arma.

Tras la toma de Nuremberg el 20 de abril de 1945 por los aliados, los estadounidenses nombran a un oficial especializado en arte para encontrarla, el teniente Walter W. Horn, quien lo logra el 7 de agosto de 1945 en un búnker y en enero de 1946 vuelve a Viena.

Horn temía, según los profesores Volker Schier y Corine Schleif, que la lanza pudiera convertirse en un símbolo de la resistencia nazi contra los aliados, por lo que era urgente encontrarla.

La creación del mito posmoderno del arma sobrenatural se gesta en un artículo del 6 de noviembre de 1960 del amarillista Sunday Dispatch de Londres, cuyo autor, Max Caulfield, relaciona la lanza con poderes satánicos que Hitler utilizó para ser invencible.

Le sigue el libro "The Spear of Destiny", de Trevor Ravenscroft, en 1973, con la misma combinación: ocultismo, esoterismo y alguna vinculación con los nazis.

A partir de ahí surge una oleada de material sobre conjuras con elementos tan descabellados como el origen extraterrestre de la lanza o la existencia de bases nazis en la antártida, desde donde pretenden invadir el planeta.
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