HAMBURGO.- El nombre escogido por el nuevo Papa, Benedicto, denota una intención programática. Hace referencia a San Benedicto de Nursia, que vivió alrededor de los años 480 y 547, Patrón de Occidente y de Europa, patriarca de los monjes de Occidente y creador de la orden benedictina.
Joseph Ratzinger criticó en reiteradas oportunidades la secularización de Europa, afirmando que al Viejo Continente sólo le ve futuro si se rescatan los valores y principios del patrimonio cristiano. Su antecesor y estrecho amigo, Juan Pablo II, había lanzado una cruzada para la neoevangelización de Europa.
Para escribir su libro "Dios y el Mundo", Ratzinger acudió a un lugar "pleno de simbolismos", la abadía madre de la orden de los benedictinos, la de Monte Cassino, construída por Benedicto en la Campania italiana. "Allí, fortalecidos por la hospitalidad benedictina, entre el 7 y el 11 de febrero (del 2000) retomamos nuevamente el diálogo", narra Ratzinger los orígenes del libro escrito en forma de entrevista junto al periodista Peter Seewald.
Otro de los precursores a los que Ratzinger se pudo haber remitido al escoger el nombre es Benedicto XV, Papa entre 1914 y 1922, años turbulentos para la Iglesia Católica por los debates sobre la crisis modernista y el catolicismo reformador.
Después del papado de Pío X, Benedicto XV buscó consolidar a la Iglesia en una sociedad europea inmersa en la búsqueda de cambios profundos. No se pueden negar ciertos paralelismos a las críticas de Ratzinger a la "dictadura del relativismo".
Pero el pontificado de Benedicto XV estuvo marcado por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El Sumo Pontífice buscó la paz entre los países cristianos enfrentados y apoyó obras sociales de apoyo a prisioneros de guerra, refugiados y desposeídos, una tarea social a la que Ratzinger se siente obligado y ve como indispensable, como volvió a asegurar en la primera homilía que pronunció hoy como Papa.
