LONDRES.- La familia real británica obligó a la princesa Diana de Gales a que Harry, su segundo hijo, fuera sometido a un test de ADN para probar que no era el fruto de la relación con su amante, el mayor James Hewitt, reveló hoy el diario londinense Sun.
Diana eludió explicar en ese momento a su hijo las razones del análisis de sangre, escribió Sun, que publicó extractos de un libro escrito por una amiga de la difunta princesa, Simone Simons.
La mujer consideraba necesario informar a Diana sobre las versiones que circulaban sobre el tema y también le planteó las dudas de, entre otros, el príncipe Felipe, sobre quién era realmente el padre de Harry.
El análisis reveló finamente que el progenitor de Harry era el príncipe Carlos.
Si bien en ese entonces no era conocido que Diana tuviese amantes, también a su primer hijo, William, le fue realizado un test de ADN.
