RIO DE JANEIRO.- "Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón" o "Los bandidos más infortunados del mundo" podría llamarse esta nueva pieza de la cotidiana criminalidad de Rio de Janeiro, Brasil.
En el barrio de Santa Tereza, centro de Río de Janeiro, Kleber do Nascimento e Igor Fogaça robaron un automóvil y estacionaron, festejando una buena jornada de "cacería".
Sorpresivamente fueron abordados por otro ladrón, armado y encapuchado, que no sabía que los ocupantes del vehículo también eran delincuentes.
Amenazados, los dos ladrones escaparon a gran velocidad con el automóvil por las callejuelas del morro de Santa Tereza, chocando a otros vehículos estacionados y causando pánico en el vecindario.
Sin dudas, la mala suerte rondaba a Fogaça y a Nascimento: en plena huida, cuando escapaban del otro ladrón chocaron contra una patrulla de la policía que recorría preventivamente el barrio.
Fogaça y Nascimento bajaron del automóvil y corrieron hasta una avenida, donde tomaron un ómnibus para intentar quedar a salvo del otro delincuente que los perseguía y de la policía, pero con fortuna escasa.
En el autobús viajaban dos policías que los capturaron sin problemas ni resistencia.
El ladrón que, aprovechando la confusión, intentaba buscar el automóvil que habían robado primero Fogaça y Nascimento, finalmente tuvo que huir al verse rodeado de policías.
"Fue un caso inusitado", comentó el comisario Gilson Dantas, del barrio de Santa Tereza.
