Sayako y Yoshiki Kuroda brindan durante la fiesta de matrimonio. |
TOKIO.- Durante un segundo, a más de un japonés se le cortó la respiración. "Sayako san", dijo el gobernador de Tokio, Shintaro Ishihara, dirigiéndose a una dama a la que él y todo el mundo conocía hasta ahora como "Su Majestad Princesa Nori" o princesa Sayako.
Este tratamiento, nuevo no sólo para el pueblo japonés, sino también para la princesa misma, puso de manifiesto, más que la fiesta de la boda, el inicio de su nueva vida como plebeya. Al unirse hoy en matrimonio con el empleado del ayuntamiento Yoshiki Kuroda, Sayako perdió todos sus títulos y privilegios.
Ahora vivirá en un departamento de alquiler de 50 metros cuadrados, cocinará tres veces por día y se ocupará de su marido de 40 años, sin que los sirvientes imperiales la asistan en estas tareas.
Según los medios, como preparación para su nueva vida, los empleados de la archiconservadora corte imperial ya la instruyeron en el uso de electrodomésticos.
En octubre sacó además el carnet de conducir y a partir de ahora tiene derecho a votar, lo que los miembros de la familia imperial no tienen.
Convertirse en ama de casa no es nada especial para una "ciudadana normal". Pero para una princesa de la corte japonesa, donde la vida está marcada por tradiciones y ritos ancestrales, es otra cosa.
"Con el recuerdo de los días que pasé con mi familia quiero aprender muchas cosas e iniciar una nueva vida como miembro de la familia Kuroda", dijo Sayako Kuroda tras su boda.
La comparación con su cuñada Masako
Su cuñada, la princesa Masako, experimentó de alguna manera el shock de la transformación de su vida pero en sentido inverso. La ex diplomática adquirió status nobiliario con su boda con el príncipe heredero Naruhito, como en su momento la actual emperatriz Michiko.
Ambas mujeres sufrieron mucho debido a las estrictas costumbres de la corte japonesa. Masako, que hasta hace poco padecía depresiones y durante más de un año apenas apareció en público, parece estar acostumbrándose progresivamente a su papel.
Una comisión asesora convocada por el gobierno analiza mientras tanto si alguna vez la princesa Aiko, de tres años, podrá convertirse en emperatriz.
La ley actual permite sólo a los hombres heredar el trono y por eso desde hace años pesa sobre Masako una enorme presión para que dé a luz un varón.
Un cambio en la legislación podría tener además como efecto que su cuñada Sayako fuera la última princesa que pierde sus títulos -y los derechos vinculados a ellos- como consecuencia de una boda con un plebeyo.
La comisión asesora analiza la posibilidad de que en el futuro las princesas que se casen con plebeyos -al igual que los príncipes- mantengan sus privilegios.
No habrá ningún cambio en la relación con su familia
Para Sayako pueden servir de consuelo las palabras de su padre, quien afirmó que su relación no cambiará en absoluto a pesar de que ella ya no esté en la corte.
"Nuestros lazos familiares no se modificarán, así que visítanos cada tanto", dijo el emperador Akihito cuando la ex princesa se despidió oficialmente de sus padres en el palacio imperial.