CRAWFORD, EE.UU.- Las protestas contra la guerra de Irak persiguen al presidente de EE.UU., George W. Bush, hasta su rancho de Crawford (Texas), donde hoy comenzó seis días de descanso.
Bush, la primera dama, Laura, y sus hijas Barbara y Jenna, se sumaron esta semana a los 70 millones de estadounidenses que viajaron por vía aérea y terrestre para compartir la cena de Acción de Gracias, una de las más respetadas tradiciones familiares en este país.
Invitados especiales a la cena de esta noche serán el ex presidente George Bush, su esposa, Bárbara, y Jenna Welch, madre de la primera dama.
Como es tradicional, el plato central de la cena será un pavo asado, batatas, arándanos y otros ingredientes tradicionales de la cocina típica de Texas.
La celebración continuará mañana, viernes, cuando las hijas mellizas del matrimonio Bush celebren su 24 cumpleaños.
Poco descanso
Pero el descanso presidencial tuvo un comienzo poco prometedor el miércoles cuando la policía debió intervenir para detener a una docena de manifestantes contra la guerra en Irak que se habían instalado frente al rancho en desafío de una prohibición local de acampar o estacionar automóviles junto al camino.
Según manifestó un portavoz policial, los integrantes del grupo, que fueron dejados en libertad horas después, habían armado seis tiendas de campaña y se habían congregado con mantas y sacos de dormir en el lugar.
Añadió que poco más de diez manifestantes abandonaron el lugar antes de ser detenidos.
En el grupo no estaba la activista Cindy Sheehan, quien tuvo que acudir a una emergencia familiar en California, pero prevé llegar para protestar contra la guerra durante el fin de semana, señaló Dede Miller, su hermana.
Sheehan, cuyo hijo murió el año pasado en combate en Irak, se convirtió en la voz de la oposición a la guerra cuando encabezó una manifestación frente al rancho de Bush en agosto de este año.
Un mes después las autoridades del condado McLennan, donde se encuentra el rancho, prohibieron la instalación de tiendas de campaña en un radio de diez kilómetros para evitar problemas de seguridad y congestionamientos de tráfico, según señalaron.
Sin embargo, Miller, quien fue una de las detenidas, indicó que desafiarán la prohibición y continuarán manifestando su oposición a la guerra mientras Bush esté en Crawford.
"Estamos orgullosos de estar aquí. Lo que hicimos en agosto nos ha impulsado a continuar y eso es lo que estamos haciendo hoy", señaló.
Baja popularidad
La oposición a la guerra se ha convertido en el principal lastre para la popularidad de Bush en medio de críticas por las justificaciones que se esgrimieron para lanzar la intervención militar en Irak en marzo de 2003.
Esas justificaciones fueron la denunciada presencia de armas de destrucción masiva en Irak y contactos con organizaciones terroristas del ahora derrocado gobernante Sadam Husein.
Ni la existencia de los arsenales ni la denunciada conexión terrorista han sido comprobadas y en estos momentos la popularidad de Bush se encuentra en el nivel más bajo de su presidencia.
A esas críticas se sumó esta semana un coro creciente de llamamientos formulados por legisladores demócratas a que la Casa Blanca comience a planificar la retirada de los 160.000 militares estadounidenses en Irak.
En un signo de que esas presiones parecen haber surtido efecto, la secretaria de Estado Condoleezza Rice admitió el miércoles que es probable que EEUU no necesite mantener los actuales niveles de tropas "mucho tiempo más" en el país árabe.
En entrevistas para la televisión, Rice dijo que la medida sería posible debido a los avances logrados en el entrenamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes.
"No creo que los soldados estadounidenses necesiten estar allí en los niveles actuales durante mucho más tiempo", estimó Rice.
