LONDRES.- Dos jóvenes blancos fueron condenados a cadena perpetua este jueves por el tribunal de Liverpool (noroeste de Inglaterra) por el asesinato racista de Anthony Walker, un adolescente negro, en un caso que conmocionó a Inglaterra a finales de julio.
El juez de la corte real de Liverpool acompañó su sentencia con una pena de seguridad de 23 años y ocho meses para Paul Taylor, de 20 años de edad, y de 17 años y ocho meses para Michael Barton, de 17.
"No hay diferencia entre la gente de razas diferentes, cada uno trata de vivir su vida en paz", afirmó el juez Brian Leveson al emitir su veredicto. "A pesar de la corta edad de los acusados, se imponían penas disuasorias", agregó.
En su veredicto, el juez ordenó la destrucción del arma del crimen, un piolet, con el que Paul Taylor, de un golpe letal, le partió el cráneo a su víctima, un estudiante modelo de un de instituto.