JERUSALÉN.- El Primer Ministro israelí Ariel Sharon, de 77 años, experimentó una ligera mejoría en las últimas horas después de una nueva operación practicada ayer en la que la presión cerebral retornó a la normalidad pero sigue en estado grave y sumido en un coma profundo.
Según los portavoces del hospital Hadassa de Jerusalén, donde el jefe de gobierno permanece internado desde el miércoles por la noche, cuando sufrió un gravísimo infarto cerebral, la mejoría es "significativa" y la hemorragia ha desaparecido.
No obstante, los expertos desconocen por el momento la magnitud de los daños sufridos por el cerebro del Primer Ministro y si éstos son irreversibles.
En palabras de Félix Umansky, neurólogo argentino que opera a Sharon, su recuperación es "todavía posible", aunque es prematuro saber si puede ser al 100%.
"Su recuperación es posible. No sé si será al 100% pero así lo espero", declaró el médico.
No obstante, nada puede afirmarse hasta que el Primer Ministro sea sacado del coma artificial en el que fue sumido para mantenerlo estable, controlar su presión cerebral y evitar un deterioro de su estado.
Según Umansky, esto ocurrirá dentro de dos días, probablemente, y si no hay complicaciones entre tanto. Hoy, el Primer Ministro israelí será sometido probablemente a otra tomografía computerizada o escáner CT del cerebro.
Sin partes médicos
Por ser 'shabat', día de descanso semanal según la tradición judía, no habrá nuevos partes médicos hasta el sábado al anochecer.
Sharon fue operado ayer por tercera vez en 48 horas para limpiar una hemorragia residual que aumentó de tamaño y causaba presión. Es lo que en términos médicos se conoce como edema cerebral, según Umansky.
"El Primer Ministro estaba tomando anticoagulantes cuando le operamos el miércoles por la noche para salvarle literalmente la vida. En aquel momento fue difícil cortar la hemorragia y quedaron algunos restos que fueron completamente retirados", explicó Umansky.
Sharon, Primer Ministro desde hace cinco años, ya fue hospitalizado el 18 de diciembre después de sufrir un "ligero infarto cerebral" y estaba bajo tratamiento.
Para numerosos médicos y expertos más alejados de la línea oficial, la situación de Sharon es desesperada y sus posibilidades de volver a ser el mismo prácticamente nulas.
Según algunos, el infarto provocó "daños considerables en el cerebro" y podría provocar, en el mejor de los casos, una parálisis parcial del Primer Ministro, quien podría tener también dificultades para hablar.
"La gente habla por hablar y por salir en la televisión. Las personas que lo cuidan y se preocupan por él, no necesitan salir en la prensa", respondió Umansky.
A las puertas del hospital Hadassa, se congregaron en las últimas horas periodistas de todo el mundo y decenas de ciudadanos israelíes. Junto a Sharon permanecían sus dos hijos y numerosos consejeros políticos.
La enfermedad del jefe de gobierno ha provocado numerosos interrogantes sobre el futuro político de Israel y el porvenir de las conversaciones de paz con los palestinos.
Aunque el Primer Ministro se recupere de este infarto cerebral, es difícil que vuelva a la vida política y el fin de la era Sharon se da por hecho en Israel.
Su desaparición de la vida política coincide con un momento de particular caos en los territorios palestinos, donde se preparan elecciones legislativas para el 25 de enero. Los grupos radicales como Hamas han declarado el fin de la tregua en sus ataques y la impotencia del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, es patente.
La situación israelo-palestina actual preocupa a numerosos gobiernos a lo largo y ancho del mundo. En Washington, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice anunció que suspendía una visita a Indonesia y Australia para seguir la evolución de Sharon.
Por ahora, Ehud Olmert ocupa el cargo de Primer Ministro israelí de forma provisional y la fecha de las elecciones legislativas anticipadas del 28 marzo se mantiene.
Según un sondeo, el partido de centro Kadima, recién fundado por Sharon para estos comicios legislativos, seguía siendo favorito para estas elecciones, independientemente de quién sea su líder.