El Papa saluda a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro durante el rezo del Angelus. |
CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI reinició la tradición de los bautismos de su predecesor Juan Pablo II, al impartir hoy el sacramento por primera vez a diez bebés italianos: cinco niños y cinco niñas.
En la Capilla Sixtina, el Sumo Pontífice se apartó del texto preparado para la ocasión y elogió el significado del bautismo cristiano que hace "entrar (a los bautizados) en una familia que nunca los abandonará".
"Ninguno de nosotros sabe lo que va a ocurrir en nuestro planeta y en nuestra Europa en las próximas décadas. Pero estamos seguros de que quien pertenece a la familia de Dios no estará nunca solo...", sostuvo Benedicto XVI.
Para el Sumo Pontífice el bautismo es "un no necesario a la cultura ampliamente dominante de la muerte, una anticultura que se muestra por ejemplo en la huida, en la droga (...), en la felicidad falsa que se muestra en la mentira, en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro (...), que se muestra en una sexualidad que se convierte en pura diversión sin responsabilidad, que se convierte en una 'cosificación' del hombre, que no es ya persona, sino mercancía, cosa pura".
El Obispo de Roma comparó esa cultura con la existente en tiempos del Imperio Romano, cuando "la crueldad" y "la violencia eran una diversión".
"Pensemos en lo que se hacía en el Coliseo o aquí, en los jardines de Nerón, donde los hombres eran encendidos como lámparas vivientes. La crueldad y la violencia eran la diversión, una verdadera perversión de la alegría, del verdadero sentido de la vida", aseguró.
El Papa dijo que "a esa vida de apariencia" se debe decir "no" para "cultivar" lo que definió como "cultura de la vida, el 'sí' a Cristo, el 'sí' al vencedor de la muerte".
"El contenido de esta cultura de la vida se expresa en los Diez Mandamientos, que no son prohibiciones sino una visión de vida: son un sí a un Dios que da sentido, primer Mandamiento; sí a la vida, quinto Mandamiento; sí a la solidaridad y a la responsabilidad social y a la justicia; séptimo Mandamiento; sí a la verdad", declaró.
Y añadió: "Ésta es la filosofía de la vida y de la cultura; de la vida que se hace concreta y practicable en la comunión con Cristo".
Poco después de la homilía, Benedicto XVI apareció ante los miles de peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus.
Tras la oración, el Pontífice se dirigió a los peregrinos en lengua española a los que dijo: "En este domingo contemplamos el bautismo del Señor en el Jordán, donde el Padre muestra al Hijo ante el mundo y lo consagra con el Espíritu".
"Que la intercesión de la Virgen María os ayude a vivir con fidelidad vuestra consagración bautismal por la que sois hijos de Dios. ¡Feliz día del Señor!", concluyó.