BRASILIA.- La trágica muerte del general brasileño Urano Teixeira da Matta Bacellar, que comandaba a los "cascos azules" de la ONU en Haití, sacudió al gobierno brasileño, que se esforzó en conseguir apoyo para mantener el mando militar de esa misión y justificar ante sus ciudadanos el envío de tropas al exterior.
El gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva impulsa una campaña por la reforma de la ONU, con la expectativa de alcanzar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad, y la misión en Haití es parte de sus esfuerzos para mostrar su protagonismo regional.
Lula ya había expresado el sábado "la determinación del gobierno brasileño de continuar apoyando al pueblo haitiano en la construcción de la paz y la normalización política", y el canciller Celso Amorim manifestó la voluntad de su país de seguir comandando la misión.
Ese deseo fue respaldado el lunes por los países más comprometidos con el proceso de normalización política del país caribeño ("Core Group"), integrado por Brasil, Estados Unidos, Francia, Canadá, Argentina, el secretario general de la OEA y el jefe de la Misión de Estabilización de la ONU en Haití (Minustah).
En una teleconferencia, representantes de ese núcleo "apoyaron que la Minustah siga bajo el liderazgo militar de un oficial brasileño", indicó la Asesoría de Comunicación de la cancillería brasileña a la AFP.
Para reemplazar a Bacellar, Brasil propuso al general José Elito Carvalho Siqueira, comandante de la sexta región militar (noreste), cuyo nombre debe ser aprobado por las Naciones Unidas.
Bacellar, que comandaba los 7.500 hombres de la Minustah (incluyendo 1.200 brasileños), fue hallado muerto el sábado con un disparo en la cabeza en su hotel en Puerto Príncipe.
Las primeras versiones apuntaron a un suicidio, aunque el gobierno brasileño se abstuvo hasta ahora de respaldar esa hipótesis, alegando que esperaba mayores precisiones sobre las circunstancias de la muerte.
El cadáver será repatriado el lunes por la noche, y enterrado el martes en Rio de Janeiro.
Impacto político
Los analistas evalúan ya el impacto político y diplomático del hecho.
La muerte del general Bacellar "pone en jaque toda la posición brasileña" en Haití, afirmó Nelson During, editor de la publicación especializada en temas militares DefesaNet (www.defesanet.com.br).
"Si fue un suicidio, nos dirán que enviamos a un general que no aguantaba
las presiones, y si fue un asesinato, puede revelar un clima de venganza entre las tropas", dijo el analista a la AFP.
El Jornal do Brasil recuerda que el país asumió un inusitado protagonismo en Haití, con la intención de "mostrarse al mundo con una nueva identidad", en el marco de la campaña brasileña para obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
"La muerte del general no influye directamente, pero sí indirectamente, en ese proceso, por ser un agravante más en un ambiente de crisis", ante la degradación de la situación de la seguridad en el país caribeño, afirmó el rotativo en un editorial.
During señala que Bacellar vivió "situaciones de estrés muy grandes, incluso con la ONU", por tratar de mantenerse fiel al capítulo 6 de la Carta de las Naciones Unidas, que habla de "preservar la paz", y no de "imponerla".
Con ello, las tropas brasileñas, según During, trataron de evitar la fuerza. Esa política quedó ilustrada con la visita de la selección brasileña de fútbol a Haití, para disputar un partido amistoso en agosto de 2004.
Según el analista, esa visión choca con la de otros países que participan en la misión, y con la de Estados Unidos.
En los últimos días los cascos azules de la Minustah fueron objeto de fuertes críticas en Haití debido a una creciente inseguridad. Las elecciones en el país han sido sucesivamente postergadas, y finalmente fijadas para el 13 de marzo próximo.
La Minustah empezó a desplegarse en junio de 2004, en sustitución de la fuerza compuesta principalmente por estadounidenses y franceses, que durante tres meses asumió la seguridad de la isla, tras la sublevación que provocó la salida del presidente Jean Bertrand Aristide.