VAN.- Con apenas 8 años, Sumeyya Mamuk vio como las gallinas de su granja se iban enfermando y muriendo una a una. Con mimo, las abrazaba y besaba para darles su último adiós.
Una mañana, la niña se levantó con fiebre, la cara y sus ojos hinchados. Su padre la llevó al hospital y cinco días después llegó el tenebroso diagnóstico: infectada con la cepa mortal H5N1 de la gripe aviar.
Mamuk, que consideraba a sus gallinas como amadas mascotas, les daba de comer, las acariciaba y consentía, ignorante del gran riesgo que corría.
"Las gallinas estaban enfermas. Una había vomitado y ella la toco. Le dijimos que no lo hiciera. Ella amaba a las gallinas", dijo su padre Abdulkerim Mamuk. "Las sostenía en sus brazos".
Para Sumeyya fue duro ver como sus gallinas vomitaban, a algunas de ellas inclusive se les salían los intestinos y el estómago en la trasbocada. Además, por sus ojos salía un líquido que parecía ser sangre, dijo la familia de la niña. Cuando la madre vio que ella agarraba uno de los animales, le gritó y le pegó.
Sumeyya pudo convertirse en la tercera persona conocida que muere en Turquía a causa del virus. La semana pasada murieron dos niños por dicha causa y hasta el momento 15 personas, la mayoría pequeños, han dado positivo en los análisis.
Pero la niña dio síntomas de mejora por el rápido tratamiento con el medicamento Tamiflu, dijo a la AP el médico Huseyin Avni Sahin.
La enfermedad ha sido particularmente virulenta en el este de Asia, pero el virus al parecer se está propagando y anda afectando principalmente a los niños que están en constante contacto con crías de aves.
A medida que se propaga el virus H5N1, los científicos siguen estudiándola por temor a que se convierta en un mal de transmisión de humano a humano.
Se espera que Sumeyya salga del hospital en los próximos días y retorne a la vida agrícola, donde miles de niños quedan expuestos a la enfermedad.