INGOLSTADT.- Un alemán de 22 años fue condenado hoy a 13 años y medio de prisión por matar a su novio con un hacha y varios cuchillos, descuartizarlo y tirar parte de sus restos por el retrete.
El joven mató a su amante, de 40 años, en mayo de 2005 en la casa que ambos compartía en Ingolstadt. La fiscalía en el proceso ante el Tribunal Regional de la ciudad del sur de Alemania pidió para él cadena perpetua, la pena que suele corresponder a los crímenes de asesinato.
Sin embargo, los jueces decidieron una pena menor, al considerar que en casos de asesinato con alevosía es posible bajo determinadas condiciones una condena a prisión limitada. Ni la fiscalía ni la defensa interpusieron recursos, por lo que la condena entró en vigor de manera automática.
En opinión del juez, desde el principio la relación fue asimétrica, ya que por una parte estaba el débil joven, casi un escolar, introvertido y altruista y por otra la víctima, un hombre que le doblaba la edad, de 130 kilogramos de peso, extrovertido, dominante y siempre celoso. "El acusado era un esclavo que siempre tenía que servir a su novio", explicó el juez.
A juicio del magistrado, el condenado se encontraba bajo presión. Incluso poco antes del crimen, se habría visto obligado a realizar prácticas sadomasoquistas. Según el juez, el difunto le amenazaba con frecuencia con un palo.
El joven, que se arrepintió de sus actos y aceptó la condena sin muestras de conmoción, podría quedar libre por buena conducta tras cumplir dos tercios de la pena.