PARÍS.- Un equipo de científicos franceses va a analizar los presuntos restos de Juana de Arco, quemada en la hoguera en 1431, para tratar de resolver un enigma acerca de esa heroína de la historia de Francia y santa para la Iglesia Católica.
El diario "Le Parisien" publica hoy que durante seis meses un equipo al mando del doctor Philippe Charlier va a estudiar con todo detalle restos de huesos y de piel que pudieron haber pertenecido a la "doncella de Orleans", como también es conocida.
Tras un proceso manipulado por los ingleses, a los que Juana de Arco combatió para expulsarlos de Francia, la joven fue condenada a morir en la hoguera, lo que tuvo lugar en Rouen (norte) cuando tenía diecinueve años.
Una leyenda asegura que los restos de la santa fueron lanzados al río Sena para que no quedará nada que sus partidarios pudieran venerar, aunque otra versión apunta que algunos fragmentos de piel y de huesos fueron recuperados entre los leños quemados y conservados hasta ahora, que son propiedad del arzobispado de Tours.
Buscando la verdad
Durante los seis próximos meses el equipo del doctor Charlier llevará a cabo complejos análisis biológicos, radiológicos y toxicológicos, entre otros, para determinar si esos restos pertenecen a la heroína francesa.
Charlier no es un neófito en estos casos, ya que fue él quien dirigió el equipo que en abril de 2005 determinó que la amante del rey Carlos VII Agnes Sorel (1422-1450) murió envenenada, porque en sus restos se detectaron altas dosis de mercurio.
Uno de los problemas a los que se enfrenta ahora el equipo de Charlier es la escasez de datos reales sobre Juana de Arco, ya que sobre ella pesan muchas leyendas.
Lo que sí consta para los historiadores es que, en el transcurso de la Guerra de los Cien Años, la joven nacida en Domrémy encabezó revueltas militares francesas que llevaron a la liberación de Orleans, Auxerre y Troyes en 1429, aunque fracasó en su asedio de París, donde fue herida.
Capturada al año siguiente y vendida a los ingleses, fue juzgada por herejía y brujería por un tribunal eclesiástico en Rouen en el que se dejó ver la mano de los ingleses.
El 29 de mayo de 1431 Juan de Arco fue quemada en la hoguera, aunque una posterior investigación permitió su rehabilitación veintitrés años más tarde.
Ya en el siglo XX el Vaticano procedió a su beatificación (1909) y a su canonización (1920).