SEÚL.- Centenares de familias rotas por la guerra de Corea (1950-1953) se comunicaron hoy tras medio siglo de separación gracias a las videoconferencias mantenidas entre Pyongyang y nueve ciudades surcoreanas, entre ellas Seúl.
Los ancianos de ambos lados de la frontera pudieron verse a través de las pantallas interconectadas entre las nueve principales ciudades surcoreanas y la capital de Corea del Norte, después de que los comités de la Cruz Roja de los dos países acordaran la semana pasada la celebración de este encuentro.
El ciclo de videoconferencias ya comenzó ayer, pero hoy se vivieron, según los testigos, las escenas de más emoción, al acceder el grueso de los participantes más ancianos a los lugares preparados para la comunicación audiovisual.
Según la agencia Yonhap, muchos de los ancianos, con más de 80 y 90 años, tuvieron que ser atendidos por psicólogos y médicos, al sucumbir a los efectos de la emoción tras tantos años de espera y frustración sin ver a sus familiares del otro lado de la Zona Desmilitarizada que separa ambas Coreas.
Esta ha sido la cuarta ronda de contactos por videoconferencia, que comenzaron el pasado mes de agosto para conmemorar el sexagésimo aniversario de la independencia coreana de la colonización nipona.
Las dos Coreas también han llevado a cabo doce reencuentros cara a cara entre familias rotas y en cada reunión pudieron reunirse físicamente durante unas horas cien grupos familiares de cada lado de la frontera.
Ninguna de las personas que participaron en la vídeo conferencia de hoy había visto a sus familiares residentes en territorio enemigo desde el fin del conflicto armado que entre 1950 y 1953 enfrentó a ambas Coreas.
Este tipo de iniciativas comenzó tras la celebración en junio de 2000 de la cumbre de Pyongyang entre el entonces presidente surcoreano, Kim Dae-jung, y el líder norcoreano, Kim Jong-il.
El programa de reunión de familias separadas por la guerra ha tenido una importante repercusión en los dos países, pero hasta ahora apenas ha beneficiado a una décima parte de los coreanos afectados.
En la larga lista de espera para lograr una reunión física o al menos participar en las vídeo conferencias hay cerca de 100.000 personas, la mayor parte con edades entre los 80 y 90 años.
Cada año, sólo en Corea del Sur mueren entre 5.000 y 6.000 de estos ancianos, de ahí la celeridad con la que el comité de la Cruz Roja surcoreano intenta llevar a cabo los encuentros.
No obstante, Corea del Norte ha mostrado en muchas ocasiones sus recelos ante el programa, por considerar que puede traer cierta inestabilidad a su población.
La delegación norcoreana de la Cruz Roja del Norte que se reunió la semana pasada con sus colegas del Sur no aceptó regularizar esos encuentros entre familias separadas, pero sí accedió a que se produzcan más reuniones cara a cara en marzo y junio, y otras dos vídeo conferencias en junio y agosto.