BAGDAD.- Fuerzas estadounidenses atacaban hoy supuestos objetivos de la guerrilla cerca de la ciudad de Samarra, al norte de Irak, en su más reciente operación dirigida a debilitar a la insurgencia local, dijeron testigos.
La ofensiva se produce mientras los líderes políticos de Irak se disponen a reunirse de nuevo para tratar de romper el estancamiento sobre la formación de un gobierno de unidad que podría evitar una guerra civil.
Con 60 helicópteros y unos 900 soldados, se trataba del mayor "asalto aéreo" desde una operación similar realizada en Irak y ejecutada también por la 101 División Aerotransportada justo después de la guerra, a finales de abril de 2003.
El portavoz del Ministerio de Defensa iraquí, general Salih Sarhan, criticó la atención prestada al asalto, describiéndolo como una de tantas operaciones de rutina que intentan erradicar insurgentes y secuestrar armamento.
"Esta operación no es una invasión y los medios han sobreactuado.La operación busca registrar y controlar el área y lanzar asaltos contra algunos sitios sospechosos", señaló el militar.
El sonido de lo que parecían ser ametralladoras pesadas estadounidenses resonaron durante toda la noche en la localidad de Jillaam, mientras los disparos continuaban y los fogonazos llenaban el cielo, dijeron los testigos.
El grito de "Alá es el más grande", una consigna de la guerrilla, podía oírse en medio del fuerte sonido de disparos.
Sin embargo, no había indicios de un contraataque por parte de los insurgentes, que han mantenido la inestabilidad en Irak pese a las ofensivas lanzadas en varias zonas del país, desgarrado por tensiones sectarias.
Señal desalentadora
Un político sunita criticó la ofensiva estadounidense, diciendo que enviará una señal desmoralizadora en un momento en el que los líderes iraquíes están intentando dar con una solución política a los problemas del país.
"Esta gran operación con la participación de la aviación está enviando una señal al Parlamento y a los iraquíes de que la solución es militar y no política", declaró.
No estaba claro si las tropas estadounidenses e iraquíes habían atacado también otras partes de su zona objetivo en el noreste de Samarra.
La ciudad está a 100 kilómetros al norte de la capital, y fue donde se produjo la destrucción de un importante santuario chiíta el 22 de febrero que desencadenó una ola de ataques en represalia y disparó los temores a una guerra civil.
El Ejército también dijo que 41 insurgentes habían sido detenidos y se habían encontrado armas en la "Operación Enjambre" y que la misión duraría varios días.
El asalto fue anunciad oel jueves luego de que la primera sesión del nuevo parlamento iraquí se vio reducida a un vacio gesto por el estancamiento en las negociaciones para formar un gobierno de unidad, algo peribido como vital para evitar una guerra civil.
Han surgido señales de iniciativas para poner fin a la paralización, sin embargo, cuando funcionarios estadounidenses e iraníes dijeron que podrían dejar de lado años de enfrentamientos para discutir sobre Irak.
Y fuentes políticas iraquíes relataron que una nueva alianza de partidos podría formarse con la esperanza de un gran avance.
Exhortando a la formación de un gobierno de unidad, el comandante estadounidense en Oriente Medio dijo que Estados Unidos debería ser capaz de continuar recortando el número de tropas si las fuerzas iraquíes mostraban progreso.
La acción en Samarra contrastaba con los 20 minutos que duró el jueves la primera sesión del parlamento, tras la elección de diciembre, celebrada para cumplir con un plazo límite constitucional.
Sunitas y kurdos, y algunos chiitas, están tratando de bloquear la nominación del primer ministro chiíta Al Jaafari para un segundo mandato, lo que paraliza toda actividad política.
Como resultado de ello, el parlamento no pudo siquiera elegir un presidente en su primera sesión, como lo pide la constitución.