Las manifestaciones terminaron con disturbios |
PARIS.- Algo más de 500.000 personas, según el ministerio de Interior francés, y de 1,5 millones, según los organizadores, participaron en las manifestaciones de protesta contra un nuevo contrato laboral destinado a los menores de 26 años.
Las protestas surgen contra el llamado Contrato Primer Empleo (CPE), con el que el Gobierno desea paliar el desempleo juvenil, que roza el 25%. En este momento, dos de cada tres franceses se oponen al CPE que fue aprobado por el Parlamento el 9 de marzo.
El punto más polémico de este contrato es que el trabajador puede ser despedido sin ninguna explicación durante un período de dos años. Por esta polémica medida, la popularidad del Primer Ministro, Dominique de Villepin, cayó en picada y actualmente un 61% de los franceses se opone a su gestión, según un sondeo que será publicado mañana.
Sólo en París, el Gobierno estima que la marcha congregó a 80.000 personas, frente a las 300.000 contadas por los organizadores. Además de la capital gala, las manifestaciones reunieron a miles de personas en las calles de Marsella, Toulouse, Rennes y Lyon.
Disturbios en las manifestaciones
Algunos incidentes entre jóvenes y fuerzas policiales tuvieron lugar al final de las marchas convocadas por sindicatos y organizaciones estudiantiles.
En París, varias decenas de jóvenes lanzaron piedras y botellas contra un grupo de antidisturbios destacado en la plaza de la Nación. Los agentes respondieron lanzando gases lacrimógenos, lo que dispersó a los jóvenes.
Estos se reagruparon en una calle cercana donde incendiaron un automóvil, rompieron los escaparates de algunos comercios y destrozaron cabinas telefónicas.
En otras ciudades también hubo incidentes al término de las manifestaciones. En Lille, la marcha terminó con lanzamiento de piedras y huevos por parte de algunos manifestantes contra los antidisturbios, que respondieron con gases lacrimógenos.
En Lyon, la manifestación contra el CPE se cruzó con otra convocada por la comunidad turca de la ciudad para protestar por la colocación de un monumento conmemorativo del genocidio armenio. Algunos de los participantes en esas dos protestas protagonizaron enfrentamientos y peleas.
En Rennes y Nancy, los manifestantes ocuparon las vías férreas que atraviesan las ciudades, lo que llevó a que la policía interviniera para desalojarlos.