PARÍS.- Un día después de la huelga y las masivas manifestaciones en Francia, los estudiantes continuaron hoy con sus protestas contra la nueva ley laboral, con barricadas en las universidades y en las calles.
En Rennes, Nantes, Brest y Lannion, en Bretaña, bloquearon las calles de acceso, por lo que se produjeron embotellamientos de varios kilómetros de largo.
El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, pidió en una entrevista publicada hoy en el periódico "Le Parisien" que haya "auténticas negociaciones sin condiciones" con los sindicatos. La situación está llena de peligros, afirmó el ministro, por lo que llegar a un compromiso no es algo de lo que avergonzarse.
Los sindicatos, numerosos periódicos y la oposición instaron al presidente, Jacques Chirac, a intervenir, en vista de que el primer ministro, Dominique de Villepin, no cede en su posición. El Palacio del Elíseo anunció que Chirac "se pronunciará en los próximos días".
"No se puede dejar que el país se estrelle contra una pared sólo porque un hombre se enfrenta a todos", declaró la ex ministra de Asuntos Sociales socialista Martine Aubry.
Las protestas "extraordinarias" de millones de personas "unen a todas las generaciones", añadió.
Por el contrario, el ministro de Educación, Gilles de Robien, opinó que "la cantidad de gente que se manifestó el martes fue significativa, pero con seguridad no impresionante. Hace un año las mismas personas se manifestaron contra la reforma educativa y ahora todos dicen que su aplicación es sana para nuestra juventud".
Villepin se queda solo
El martes protestaron en las calles de Francia -según los diferentes recuentos- entre uno y tres millones de personas. Una estimación independiente del periódico "Libération" señala que hubo dos millones de manifestantes en 135 marchas en todo el país.
La firme posición de Villepin parece estar dejándolo cada vez más aislado incluso entre sus propias filas. Además de Sarkozy, otro miembro de su partido, el UMP, señaló que "un 90 por ciento de los parlamentarios de UMP se manifestaron a favor de suspender" el llamado Contrato de Primer Empleo (CPE) para facilitar las negociaciones.
La prensa también parece haber abandonado al jefe de gobierno, e insta a Chirac a actuar. "Es urgente que Chirac, que ha dejado a su primer ministro suprimir el diálogo social, asuma su papel como mediador rechazando el CPE", escribió "Libération".
Los sindicatos han llamado asimismo a Chirac a hacer uso de su potestad de volver a enviar la ley al Parlamento para que la negociación comience de cero. Sin embargo, hasta el momento el presidente ha respaldado la dura posición de Villepin.