WASHINGTON.- Un estudio de laboratorio con ratas parapléjicas que recuperaron la sensibilidad, con la implantación de células madre neuronales tomadas de ratones adultos, supone una esperanza para los humanos paralizados por daño de la médula espinal, según una investigación publicada en Estados Unidos.
El estudio, que aparece este miércoles en el "Journal of Neuroscience", mostró que las células madres neuronales, tomadas del cerebro de ratones adultos e implantadas en ratas de laboratorio parapléjicas por una ruptura de su médula espinal, permitieron a estos animales recuperar parcialmente el uso de sus piernas.
Estas células madres, llamadas precursores neuronales, tienen la propiedad de transformarse en células del sistema nervioso central y de otros tejidos.
Este nuevo logro que investigadores canadienses obtuvieron en animales, hace pensar que en los próximos años esta técnica permitirá tratar a humanos paralizados tras dañarse la médula espinal.
Experimentación con ratas
El equipo de investigadores del Centro de Neurología Krembil en Toronto inyectó estas células madres neuronales a ratas parapléjicas. Esas células migraron hacia los tejidos dañados de la médula espinal para transformarse en células productoras de mielina.
Esta sustancia, constituida por lípidos y proteínas, forma una envoltura alrededor de las fibras nerviosas, que transmite los impulsos nerviosos al cerebro.
Aunque las ratas parapléjicas no volvieron a caminar normalmente, lograron "una capacidad motriz importante con una mejor coordinación de sus articulaciones, así como una mayor facilidad de sostener su propio peso", destacó el neurocirujano Michael Fehlings, uno de los principales investigadores de este estudio.
"Estos trabajos representan un avance que pone de manifiesto que células madres terapéuticamente útiles pueden derivarse del cerebro de ratones adultos y transformarse en tipos de células capaces de reparar los tejidos destruidos de la médula espinal", declaró Oswald Steward, director del centro de investigación Reeve-Irvine de la Universidad de California (oeste).
Felhings dijo que espera que en cinco años puedan iniciarse estudios similares en humanos después de investigaciones suplementarias en animales.