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Miles de peregrinos y árabes cristianos asisten al Vía Crucis en Jerusalén

Como es tradicional, la procesión abarcó las 14 estaciones de la Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro.

14 de Abril de 2006 | 11:17 | EFE
JERUSALÉN.- Miles de peregrinos extranjeros y de miembros de la comunidad árabe cristiana participaron hoy, Viernes Santo, en la procesión por las 14 estaciones de la Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro.

La tradicional procesión, que comenzó en una escuela árabe donde en su día estuvo el tribunal del gobernador romano Poncio Pilatos, vecino a la Puerta de San Esteban, recorrió lentamente las catorce estaciones del calvario orando y leyendo los Evangelios en cada una de ellas, conducida por monjes de la orden franciscana, custodios de Tierra Santa desde hace más de 800 años.

En las oraciones y conversaciones de los miles de peregrinos y turistas se entremezclaban la mayoría de los idiomas de los países católicos, además de un número considerable de israelíes judíos.

"Para nosotros estar aquí es cómo salir de turismo al extranjero, porque generalmente, en el día a día, estamos muy lejos de todo esto", dijo a EFE Avner, un joven judío de la ciudad de Bat Yam, al sur de Tel Aviv, que llegó especialmente a Jerusalén para la procesión.

Para el común de los israelíes los ritos cristianos les son absolutamente desconocidos, pero en los últimos días muchos de ellos han elegido precisamente la ciudad vieja de Jerusalén para hacer turismo, al coincidir la Semana Santa con la Pascua del Pésaj.

Bajo la atenta mirada de devotos y turistas, y un sol radiante, la procesión siguió su habitual itinerario por la Segunda Estación, en la Iglesia de la Flagelación, en la que se halla la capilla del Suplicio, donde se colocó la corona de espinas y un manto púrpura sobre la cabeza de Cristo.

La procesión transcurre por las estrechas calles del zoco palestino de la ciudad antigua, durante más de dos horas, para tan sólo recorrer un kilómetro y medio.

Estación tras estación los peregrinos rezaron y cantaron recordando los pasos de Cristo, mientras abría la procesión una modesta cruz de madera de olivo, que en nada recuerda las solemnes y vistosas procesiones en países tradicionalmente católicos,como España.

"Nosotros no necesitamos ni oro ni plata, nuestra plata son cada una de las estaciones y nuestro oro es su mensaje, un mensaje de paz que salió de aquí mismo", dijo el padre Peter, un monje franciscano de origen palestino mientras esperaba el comienzo de la procesión.

Según algunos investigadores el recorrido original del Vía Crucis se ha desplazado en unos cuatrocientos de metros debido a la construcción dentro de la ciudad amurallada hace ya cientos de años.

Tras pasar el mercado palestino, el Vía Crucis concluye en el Santo Sepulcro, donde están las últimas cinco estaciones, y donde hoy miles de personas esperaban la llegada de la cruz.

A la entrada del templo, cuyas llaves posee una familia musulmana desde hace más de doce siglos, esta mañana temprano los peregrinos se concentraron alrededor de la Piedra de la Unción, un lecho de mármol rosado donde, según la tradición cristiana, se le untaron los últimos óleos a Cristo y en el que fue amortajado.

A su lado están el lugar de la Crucifixión y la tumba vacía de Cristo, el lugar más venerado del mundo cristiano.

El Vía Crucis es la cumbre de la Semana Santa en Jerusalén, después de la festiva procesión de Domingo de Ramos, y las ceremonias de Jueves Santo en el Cenáculo y la basílica de la Agonía, en el huerto de Getsemaní, donde siguiendo la tradición anoche se leyó la liturgia y se roció con pétalos de rosas, símbolo de las lágrimas de Cristo, la piedra sobre la que rezó Jesús antes de ser apresado por soldados romanos.

Tras la solemne celebración del Viernes Santo, los actos de la Semana Santa de Pascua finalizarán mañana con las ceremonias del agua y del fuego del Sábado de Gloria, y con la gran misa del Domingo de Resurrección y la procesión en la rotonda de la Basílica.
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