MEXICO.- La decapitación de dos policías en el balneario mexicano de Acapulco (sur) elevó a un nivel inusitado la violencia en ese balneario, escenario desde hace meses de disputas entre los poderosos carteles narcotraficantes de Sinaloa y del Golfo.
Aún sangrando, las cabezas de un comandante y un agente de la Policía Preventiva local fueron colocadas durante la noche del miércoles en un muro de la Secretaría de Finanzas del estado de Guerrero.
"Para que aprendan a respetar", decía amenazante un letrero que fue colocado debajo de las cabezas.
Las dos cabezas "presentan golpes y coinciden con las características" del ex comandante Mario Núñez Magaña, de 35 años, y las del elemento en activo Jesús Alberto Ibarra Velázquez, explicó un vocero de la Policía Preventiva.
Los cuerpos fueron localizados a unos 2 kilómetros de la secretaría de Finanzas estatal, en la colonia Garita.
En una primera reacción, el procurador general de México, Daniel Cabeza de Vaca relacionó a los policías decapitados con narcomenudistas.
"¿Por qué matan policías? Porque de alguna forma están dando protección a los pequeños grupos" traficantes de drogas, dijo Cabeza de Vaca en conferencia.
"Es obvio que si son víctimas en esa forma, es por algún compromiso incumplido o por alguna venganza de algún grupo rival", sostuvo el procurador.
Cuatro presuntos gatilleros murieron el pasado 27 de enero en esa misma área, en un enfrentamiento con policías que estalló cuando los uniformados marcaron el alto a una camioneta, cuyos tripulantes respondieron abriendo fuego.
Los policías decapitados la noche del miércoles participaron en ese enfrentamiento, de acuerdo con información de la secretaría de Protección y Vialidad de Guerrero.
Según información de esa dependencia, Magaña fue secuestrado en presencia de su padre poco después del mediodía del miércoles.
Lucha de carteles
En los últimos meses se han producido en la localidad, y en el estado de Guerrero, repetidos episodios de violencia, incluso con el uso de armas pesadas.
En enero pasado, Cabeza de Vaca reconoció que Acapulco es objeto de una despiadada disputa por parte de los cárteles, debido a su posición geográfica estratégica a orillas del Pacífico, y a su importancia turística, que propicia el narcomenudeo.
Dos jóvenes fallecieron en las calles de la ciudad el pasado lunes tras ser baleados a bordo de un automóvil, por un grupo de pistoleros.
Un día antes, en el también conocido balneario de Zihuatanejo (a unos 300 km al norte de Acapulco), una persona fue herida al recibir en su automóvil el impacto de una granada.
El 12 de abril dos personas murieron y al menos 19 resultaron heridas en otro atentado con granada en un pueblo del interior del estado.
Pero el episodio más violento que antecede al de este miércoles se registró en diciembre pasado, cuando se dio a conocer un video grabado presuntamente en Acapulco en el que fue asesinado fríamente un integrante confeso de Los Zetas, gatilleros del cartel del Golfo.