Muchos sectores han defendido durante años el uso de los condones para evitar el contagio del VIH y sostienen que, en determinadas condiciones, no viola el precepto católico. |
ATENAS.- Un estudio del Vaticano sobre la permisibilidad de la utilización de los condones para combatir el sida está limitado al caso de las relaciones sexuales entre parejas católicas legalmente casadas, cuando uno de sus integrantes porta el virus VIH.
Pero algunos han querido ver en este documento una relajación de las normas eclesiásticas contra el uso de los anticonceptivos.
El principio del "doble efecto" entró en la controversia vaticana hace más de 300 años, reflejo del concepto del "mal menor" que planteó Santo Tomás de Aquino en el siglo XIII. Ese principio está basado en la premisa de si algunas acciones pueden estar moralmente justificadas cuando el bien que de ellas se deriva supera al posible mal que implican.
Ese argumento moral ha sido esgrimido por los detractores de la ortodoxia vaticana —según la Iglesia el Papa es infalible cuando habla en cuestiones de fe y de moral— de que solamente la abstinencia es la única forma aceptable y 100% segura de evitar la propagación del sida. Muchos sectores han defendido durante años el uso de los condones para evitar el contagio del VIH y sostienen que, en determinadas condiciones, no viola el precepto católico contra el control artificial de la natalidad.
Algunos grupos, entre ellos la
Conferencia Episcopal Sudafricana, aprobaron tácitamente el uso de los condones entre parejas casadas en las que uno de los cónyuges padece la infección.
El Vaticano podría reconocer ahora esa posición.
"Es una realidad que finalmente se está desplazando hacia posiciones más amplias", dijo la hermana Alison Munro, coordinadora del proyecto del sida para la Conferencia Episcopal Sudafricana.
No obstante, no es de recibo que el Vaticano revise fundamentalmente su oposición al uso de anticonceptivos, plasmada en la encíclica de 1968 "Humanae Vitae" (De la vida humana).
Con todo, los análisis, por limitados que sean, son una prueba más de que el papa Benedicto XVI puede alterar en lo accesorio los mismos temas que en lo fundamental defendió bajó el báculo de su predecesor Juan Pablo II.
Benedicto, teólogo de reconocida fama, ha mostrado deseos de reexaminar la actitud de la Iglesia en temas como los avances de la ingeniería genética y la fertilización in vitro. Sin embargo, ninguno de esos temas despierta la pasión y el endurecimiento de posiciones encontradas sobre el uso de los condones y su posible autorización.
"El Vaticano es como un submarino. En este caso, ha sacado su periscopio, ha dado una ojeada y se ha sumergido nuevamente", dijo el reverendo James Keenan, profesor de teología moral de la universidad Boston College. "No está claro —en todo caso— lo que a la postre dirá el Vaticano sobre el tema".
El cardenal Javier Lozano Barragán, director de la oficina vaticana para el cuidado de la salud, sólo pudo confirmar la existencia de un "diálogo" dentro de un examen más general de los temas bioéticos. El estudio de los condones sólo afecta a las parejas casadas en las que uno de los consortes padece la infección, dijo su oficina.
No fueron formulados anuncios oficiales sobre el próximo documento.
El cardenal retirado de Milán Carlo María Martini indicó, según la revista italiana L’Espresso, que el uso de los condones es "un mal menor" para combatir el virus VIH.
El Africa negra tiene el 60% de los 40 millones de personas de todo el mundo infectadas con el virus VIH.