VIENA.- Las banderas de la Juventud Socialista de Austria ondeaban junto a las de Venezuela en la puerta de uno de los hoteles de lujo de Viena, donde un centenar de personas esperaba la llegada del presidente venezonalo, Hugo Chávez.
Después de tres horas pacientes, Chávez arribó finalmente a la capital austríaca en el inicio de su visita para asistir a la IV Cumbre Unión Europea-América Latina y el Caribe, donde su primera actividad prevista era un discurso en la noche del jueves en un teatro junto al Danubio.
A contrapelo de quienes critican su política económica, el presidente señaló en unas declaraciones a un grupo de periodistas que hoy "Venezuela es uno de los países del continente americano más seguros para invertir, con bajas tasas de interés, baja inflación, seguridad jurídica, política: un país estabilizado".
Chávez, junto con el mandatario boliviano Evo Morales, han generado polémica en esta cumbre por su acercamiento a Cuba, la nacionalización de los hidrocarburos en el caso de La Paz, y la retirada de Caracas de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
"Estamos trabajando con muchas empresas extranjeras en proyectos en Venezuela, como cuatro sistemas de metro, puentes de hasta cinco kilómetros, vías férreas, autopistas, proyectos petroleros para los que se necesitan 60.000 millones de dólares", añadió Chávez.
El presidente pasó por debajo de una valla detrás de la que se encontraban los manifestantes para acercarse a ellos. En el grupo había jóvenes austríacos y latinoamericanos, sobre todo venezolanos y colombianos.
Una de las jóvenes, María de los Angeles Pérez, de 24 años y que estudia en Viena, pudo acercarse hasta él, al igual que otros dos estudiantes con camisetas rojas con la inscripción "Democracia en Revolución".
Con ellos, Chávez recordó su juventud en los años 60, cuando seguía de cerca los acontecimientos de la Revolución Cubana. "Eramos casi niños e íbamos creciendo con la ilusión de lo que decía el Che, que 'el futuro nos pertenece'", rememoró.
Catalina Pérez, de 58 años y residente en Austria desde hace 17 años, esperaba al presidente en primera fila con un pañuelo de colores, convencida de que Chávez "es el hombre que vale la pena en el mundo".
Para Josef Falkinger en cambio, miembro de una organización marxista que integra el colectivo "Manos Fuera de Cuba y Venezuela", además de manifestar su apoyo, el objetivo ambicioso era "difundir en Austria el socialismo del siglo XX de Chávez".
Al final, sin embargo, el petróleo volvió a emerger como tema central, ante la pregunta de una periodista de cómo Venezuela piensa seguir adelante tras anunciar un aumento de los impuestos que deben pagar las empresas extranjeras por la extracción de crudo. "Usted no contextualiza correctamente. Se trata de un impuesto justo, a la ganancia, que forma parte del capitalismo", se defendió el mandatario, mientras los manifestantes seguían vitoreándolo con consignas de izquierda.