Abbigail e Isabelle junto a sus padres Jesse y Amy. |
ROCHESTER, Minnesota, Estados Unidos.- Para los padres de las siamesas Abbigail e Isabelle Carlsen, la operación para separar a sus hijas fue uno de los momentos más difíciles.
Pero la cirugía, que se extendió todo un día, funcionó. Los médicos separaron sus hígados, reubicaron sus corazones y dividieron el intestino que compartían. Las niñas, que pasaron sus primeros cinco meses de vida con sus narices a unos pocos centímetros de distancia, finalmente durmieron ayer en cunas diferentes.
"Fue hermoso. Se veían muy bien. Fue increíble. Parecían preciosas", expresó su madre, Amy Carlsen.
"Si cualquiera miró para afuera, se dio cuenta de que estaba nublado y lluvioso y el sol está ahora para que lo veamos", expresó su padre, Jesse Carlsen. "Creo que es porque estaba en esa sala de operaciones, con nuestras niñas y este equipo", agregó.
Las niñas, separadas por un equipo de cirujanos de la Clínica Mayo, tienen una dura etapa de recuperación por delante.
"Están en estado crítico y esperamos que estén así durante las próximas 24 a 48 horas", manifestó el doctor Christopher Moir, el jefe de cirujanos. Indicó que las niñas podrán entonces salir de las incubadoras y tal vez comenzarán a despertarse.
Cuando las niñas nacieron el 29 de noviembre pasado, estaban unidas por el diafragma, el páncreas y el hígado, y compartían un conducto de la bilis y parte de un intestino.
Un equipo de 70 expertos de la Clínica Mayo atiende a las mellizas desde el 24 de febrero. Cerca de 30 personas participaron en la operación, y los especialistas se turnaban en la sala de cirugía.
La separación, que se prolongó por cerca de siete horas, fue como si se hubiera efectuado una cirugía tras otra.
Después que el procedimiento comenzó, los médicos confirmaron que las niñas tenían dos corazones separados. Las imágenes médicas tomadas en las semanas antes de la operación mostraron que el corazón de Isabelle estaba inclinado hacia el cuerpo de su hermana y debía ser cambiado de posición.
El portavoz de la clínica, Lee Aase, dijo que la presión sanguínea de Isabelle permanecía estable y su corazón fue movido a su propia cavidad torácica.
Los médicos habían estimado que existía entre un 90% y un 95% de posibilidades de que las niñas pudieran sobrevivir.
"Las niñas estuvieron muy bien", expresó el doctor Randall Flick, jefe de anestesiología. "El mérito es para ellas. Creo que son unas pequeñas muy fuertes", finalizó.