BAGDAD.- Al menos 18 personas murieron y un jefe de policía apenas escapó un intento de asesinato en ataques en las dos principales ciudades del país, mientras los iraquíes esperaban el jueves la formación de un gobierno de unidad nacional.
Asimismo, fue destruido con explosivos un pequeño templo chiíta cerca de la violenta ciudad de Bakuba, en una aparente represalia ocurrida a menos de una semana de que fueron dañadas gravemente seis mezquitas chiítas en una zona donde conviven ambos grupos y en la cual hay fuertes tensiones.
Nadie resultó lesionado en los ataques y todos los centros religiosos han sido pequeños, a veces del tamaño de una habitación.
El miércoles, el primer ministro designado Nouri al-Maliki dijo que presentará su gabinete el fin de semana, en la primera señal de que el país podría ponerle fin a semanas de forcejeos para la formación de un nuevo gobierno, en un proceso que se inició en diciembre con la elección del nuevo parlamento.
Se espera que el compartir el poder de manera exitosa entre los mayoritarios chiítas y las minorías sunita y curda permita sanar el sectarismo que ha generado la ola de violencia que ha barrido Irak desde la invasión encabezada por Estados Unidos hace tres años y permita el regreso a su patria de los 130.000 soldados norteamericanos en el país.
Sin embargo, continúa el diálogo sobre el control de los importantes ministerios del Interior y la Defensa, que manejan la policía y el ejército. Sin un acuerdo, no se puede esperar una solución al conflicto entre chiítas y sunitas.