ATENAS.- Grecia y Turquía se culparon mutuamente el miércoles por una colisión entre aviones de combate de ambos países, pero sus reacciones fueron discretas, lo que demuestra que los días de exhibiciones de fuerza militar entre ambos enemigos podrían llegar a su fin.
Buques de guerra y aviones griegos rastreaban las aguas del Mar Egeo en busca de un piloto griego desaparecido tras el choque del martes, que Atenas culpó a una maniobra peligrosa de un F-16 turco que volaba en una zona controlada por Grecia.
Turquía acusó a la fuerza aérea griega de provocar el accidente al intenvenir en un ejercicio turco que se realizaba dentro de un espacio aéreo internacional.
Con el prestigio militar en juego, semejante incidente habría desatado discusiones violentas entre los miembros de la OTAN antes del acercamiento de los últimos seis años. Pero los medios de comunicación y los políticos, aunque claramente tomaron partido con sus respectivos países, fueron moderados.
El primer ministro de Grecia, Costas Karamanlis, se limitó a insinuar que el incidente podría afectar las ambiciones de Turquía con la Unión Europea (UE).
"El incidente de ayer debería obligar a nuestro vecino a considerar seriamente cambiar su postura y abandonar de una vez por todas las prácticas y comportamientos que no son consecuentes con las buenas relaciones entre países vecinos y que, por supuesto, son evaluados y tomados en cuenta en su proceso con la UE", dijo Karamalis en París.
Una relación cálida entre ambos enemigos ha sido vital para las intenciones de Turquía de formar parte de la Unión Europea. El respaldo que Atenas ofreció a la candidatura de Ankara en 1999 abrió las puertas para las negociaciones de integración que Turquía realiza actualmente en Bruselas.
Una eventual integración a la UE es el punto central de la política del gobierno turco. Sin embargo, ablandarse sobre disputas territoriales en el Mar Egeo y Chipre podría arriesgar un contragolpe público.