BAGDAD.- En la ciudad iraquí de Basora, en el sur del país, se impuso hoy un estado de emergencia debido al aumento de las muertes y de los hechos de violencia política y sectaria.
Esta es la primera vez desde la invasión estadounidense a Irak y la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003 que se impone un estado de emergencia en la ciudad.
Basora, que es la segunda ciudad iraquí más grande y la más rica en petróleo, deberá permanecer un mes en estado de emergencia.
El Primer Ministro iraquí, Nuri al Maliki, visitó esta ciudad el miércoles, acompañado por el vicepresidente Tareq el Hashemi y por un grupo de ministros y parlamentarios.
Al Maliki aseguró hoy que encargó un comité de seguridad, liderado y nombrado por el ministro de Asuntos Parlamentarios, Safial Safi, con la responsabilidad de controlar las condiciones de seguridad y estar alerta constantemente.
El Ejército fue desplegado en las calles de la ciudad y recibió la orden de hacerse cargo de los puestos de control para mantener la seguridad. La policía y unidades militares fueron enviadas a realizar controles callejeros.
El gobernador de Basora, Mohammad al Waeli, había manifestado a mediados de mayo que "elementos locales, en coordinación con elementos extranjeros, han buscado sembrar el caos en la ciudad".
Al Waeli añadió que "líderes religiosos también están detrás del caos al animar frecuentemente a sus seguidores a confrontar la ley".
Basora ha sido testigo durante el último mes de un fuerte incremento en el número de muertes y asesinatos, que han tenido principalmente como objetivo a líderes religiosos, clérigos y aquellos que asisten a las mezquitas.
Los cerca de un millón de residentes de Basora han solicitado mejores medidas de seguridad y soluciones a los frecuentes cortes de energía eléctrica, el escaso suministro de petróleo, los crecientes precios al consumidor y el aumento del desempleo en la ciudad.