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Papa advierte que orgullo y egoísmo alzan "muros de odio y violencia"

Benedicto XVI recordó que Pentecostés representa el momento en que el Espíritu Santo "muestra que su presencia une y transforma la confusión en comunión".

04 de Junio de 2006 | 07:20 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI celebró hoy ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano la misa de Pentecostés, durante la que rechazó "el orgullo y el egoísmo" que levantan "muros de indiferencia, odio y violencia".

El Pontífice hizo estas consideraciones durante la homilía de la ceremonia celebrada ante unas cincuenta mil personas, en buena parte seglares de movimientos eclesiales que ayer asistieron a un multitudinario encuentro mundial en el Vaticano.

Benedicto XVI recordó que la festividad de Pentecostés representa para los católicos el momento en que el Espíritu Santo "muestra que su presencia une y transforma la confusión en comunión".

"El orgullo y el egoísmo del hombre siempre crean divisiones, alzan muros de indiferencia, odio y violencia", advirtió, tras indicar que los hombres, en los tiempos de la torre de Babel, "intentaron construir con sus manos una vía hacia el cielo y acabaron por destruir su capacidad de comprenderse mutuamente".

También hizo hincapié en que "la Iglesia es católica y misionera desde su nacimiento" e instó a las comunidades cristianas colaborar para a llevar a cabo esa misión, que "no es sólo programación y organización", sino "el don del Espíritu Santo", dijo.

Primera vez

El carácter solemne de la ceremonia, que se prolongó durante cerca de dos horas, estuvo subrayado por el hecho de que Benedicto XVI salió por la gran puerta de bronce de la Basílica de San Pedro en procesión con los cardenales para llegar al altar, algo que no había hecho con anterioridad.

Al término de la misa, Joseph Ratzinger presidió el tradicional rezo dominical del Regina Coeli -que en este periodo litúrgico sustituye al Angelus-, y volvió a recalcar los orígenes y la misión de la Iglesia.

"Como le gustaba decir al papa Juan Pablo II, toda la Iglesia es un único gran movimiento animado por el Espíritu Santo", dijo.

El Pontífice también mostró su "alegría" por el encuentro de ayer con los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, que reunió en el Vaticano a unos 350.000 fieles de más de un centenar de grupos, entre ellos Comunión y Liberación, los Neocatecumenales, Focolares y Regnum Christi (seglares de Legionarios de Cristo).

Después hizo los habituales saludos en distintos idiomas, y en polaco recordó el viaje que hizo hace una semana al país natal de Karol Wojtyla y agradeció a los polacos "el vigoroso testimonio" de su fe. EFE
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