WASHINGTON.- Presionado por el Congreso, el Pentágono abandonó sus planes para mantener secretas algunas técnicas de interrogación al colocarlas en una sección de acceso restringido en un manual militar, indicaron el martes autoridades de Defensa.
Uno de los funcionarios indicó que las descripciones de las técnicas de interrogación planeadas inicialmente para la sección restringida se van a hacer públicas o serán eliminadas como estrategias que pueden usarse para hacer hablar a los prisioneros.
Un grupo activista por la defensa de los derechos humanos elogió la decisión.
"Creo que esto es algo gigantesco", dijo Elisa Massimino, directora en Washington del grupo Human Rights First (Los derechos humanos primero). "Es un paso muy significativo para crear el tipo de claridad en las normas que el personal militar ha dicho que les hace falta y que desembocó en muchos de los abusos".
La decisión se produce a pesar de los argumentos por parte de líderes militares de que el dar a conocer todas las técnicas de interrogación le facilitaría a los prisioneros enemigos el resistirse a los cuestionamientos.
El tratamiento de los detenidos por parte del ejército ha estado bajo mayor escrutinio desde que hace dos años se conoció el escándalo por el abuso de prisioneros en la prisión iraquí de Abu Ghraib. Algunas fotografías divulgadas en ese tiempo mostraban a soldados estadounidenses golpeando, intimidando y abusando sexualmente de las personas detenidas.
Los grupos por la defensa de los derechos humanos también han exhortado a Washington a que clausure el centro de detención en la base naval de Bahía de Guantánamo, en Cuba, donde tres detenidos se suicidaron a fines de la semana pasada.
Autoridades del Departamento de Defensa han estado en desacuerdo entre sí sobre si los detalles de algunos procedimientos de interrogación deberían permanecer secretos y ser publicados en una sección de acceso restringido.
Sin embargo, el mes pasado varios miembros del Congreso le advirtieron en privado al Pentágono que no mantuviera en secreto esos procedimientos. La falta de un acuerdo contribuyó a la larga demora en la publicación del manual, que ha estado bajo elaboración por más de un año.
Los congresistas argumentaron que el incluir una sección secreta —donde se detallaría lo que los interrogadores pueden y no pueden hacerle a los prisioneros— podría azuzar las preocupaciones tanto en el país como en el extranjero de que el ejército estadounidense está ocultando técnicas de tortura que violan la ley o las normas que rigen el tratamiento a detenidos.