SAO PAULO.- Las autoridades sofocaron el sábado siete motines carcelarios que estallaron un mes después que miembros del crimen organizado lanzaron una ola de violencia en el estado más populoso de Brasil, informaron las autoridades y medios locales.
Las rebeliones se produjeron después que cabecillas del Primer Comando de la Capital fueron responsabilizados por autoridades de ordenar desde sus celdas una andanada de ataques a la policía en Sao Paulo.
Dicha ola de violencia dejó casi 200 muertos en el estado de Sao Paulo, una racha delictiva sin precedentes que atemorizó a los habitantes.
Todas salvo una de las rebeliones fueron desarticuladas por las autoridades, que calificaron a algunas de ellas como ’’pacíficas’’ porque no hubo hechos de violencia, según el servicio noticioso Agencia Estado. Para el sábado en la noche, los prisioneros en un calabozo aún tenían a un guardia como rehén en una rebelión que aún no era controlada.
Un interno fue muerto en un ajuste de cuentas entre reos, según informaciones de Agencia Estado y la página en internet del diario Folha de Sao Paulo, el de mayor presencia en Brasil.
Y un motín carcelario que comenzó el jueves en el estado de Espíritu Santo, justo al norte de Río de Janeiro, aún no concluía. El sábado por la noche había reportes de otras dos rebeliones en prisiones de ese estado.
El gobierno del estado de Sao Paulo emitió un comunicado donde afirmó que las rebeliones habían concluido y que 19 personas tomadas como rehenes habían sido liberadas, pero el texto sólo se refería a tres de los levantamientos, y no proporcionó más detalles. Las autoridades de las cárceles no respondieron inmediatamente a mensajes telefónicos para solicitarles sus comentarios.
Los reportes en los medios de comunicación afirmaron también que más de 20 guardias y prisioneros resultaron con lesiones no especificadas, luego que la policía antidisturbios intervino para retomar el control en algunas de las penitenciarías de pequeñas ciudades a cientos de kilómetros de la zona urbana de Sao Paulo, la metrópoli más grande de Brasil.
Los motines se produjeron justo un mes después de que los líderes encarcelados del Primer Comando de la Capital, conocido como el PCC por sus siglas en portugués, presuntamente lanzaron una ola de ataques a la policía de Sao Paulo, molestos por la decisión de trasladarlos a prisiones más seguras para reducir el poder de ese grupo del crimen organizado en las prisiones.
Las autoridades dijeron que luego de las transferencias del 11 de mayo el grupo criminal ordenó lanzar el violento ataque al día siguiente, con rebeliones carcelarias y agresiones callejeras que causaron la muerte de 41 personas entre policías y guardias de prisiones. La policía respondió con acciones que dejaron 123 muertos, en su mayoría identificados como delincuentes. En los motines carcelarios también murieron 23 internos.
Alcides da Silva, dirigente del sindicato de guardias carcelarios en el estado de Sao Paulo, dijo que al menos una de las nuevas rebeliones fueron iniciadas por el PCC.
El amotinamiento en la ciudad de Vitoria en el estado de Espíritu Santo, 750 kilómetros al noreste de Sao Paulo, los internos tomaron seis rehenes, pero luego liberaron a dos el sábado.
Imágenes de televisión captadas en Vitoria mostraron a reos que golpeaban a un guardia para luego suspenderlo atado a lazos hechos con sábanas desde la parte alta de un muro de 12 metros.
Los prisioneros rebelados en Sao Paulo no han planteado exigencias, dijeron autoridades carcelarias del estado al diario Folha de Sao Paulo.
Un cabecilla del crimen organizado dijo a legisladores brasileños este mes que el PCC ejerce influencia sobre más del 95% de los 140.000 internos en el estado de Sao Paulo.
