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NUEVA YORK.- Cientos de miles de personas son cada año víctimas de ataques con armas pequeñas. Las estimaciones van de al menos 300.000 a hasta 500.000 personas.
Para el secretario general de la ONU, Kofi Annan, las armas pequeñas son, "medido por el baño de sangre que causan, las verdaderas armas de destrucción masiva". Anualmente mueren muchas más personas por estas armas que en el pasado por las bombas atómicas que fueron lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.
En una conferencia en Nueva York, Naciones Unidas debatirá a partir de este lunes la forma en que el mundo puede defenderse de la inundación de armas pequeñas y ligeras ilegales.
La proporción de armas no registradas, es decir ilegales, representa según un informe suizo ("Small Arms Survey") alrededor de un 25 por ciento del comercio global de armas pequeñas, un negocio de 4.000 millones de dólares (3.200 millones de euros) por año.
La organización Control Arms estima el número de estas armas, que entran en las manos de pequeños niños-soldados, en 640 millones en todo el mundo.
Sólo en Angola, ex rebeldes tienen al menos 1,5 millones escondidas bajo sus camas, según Oxfam.
En zonas de conflicto hasta un 90 por ciento de las 108.000 víctimas murieron en 2003 por armas pequeñas, indica el "Small Arms Survey". Fuera de estas regiones, por año mueren al menos 200.000 personas por armas pequeñas.
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Pequeños avances
El programa de acción aprobado en la primera Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras contra su fabricación ilegal y el contrabando sólo tuvo éxitos limitados.
Aún en la actualidad, el 80 por ciento de las armas pequeñas en México y el 50 por ciento de las que hay en Canadá tienen un origen oscuro.
Según los documentos presentados este viernes para la conferencia de la ONU, de dos semanas de duración, sólo uno de cada cuatro países cumplió con su promesa e implementó controles más estrictos. Sesenta países, es decir casi uno de cada tres miembros de la ONU, eliminó sus depósitos de armas.
La conferencia de este año le dará a los gobiernos de todo el mundo "la oportunidad de revisar sus promesas de 2001 y liberarse de las armas ilegales", alienta el embajador ante la ONU de Sri Lanka y presidente de la conferencia, Prasad Kariyawasam, a los participantes.
Los alrededor de 2.000 delegados debatirán del 26 de junio al 7 de julio la manera de implementar más efectivamente el Protocolo de Armas de Fuego de la ONU aprobado en 2005 contra armas ilegales.
Municiones
La organización Oxfam pide que también se limite el mercado negro de municiones. Entre 10.000 y 14.000 balas para armas pequeñas son producidas cada año, es decir las suficientes como para darle dos tiros a cada habitante del planeta.
Entre los éxitos se cuenta lo ocurrido en Sierra Leona, un país que atravesó en el pasado una cruenta guerra civil. Durante el conflicto, que duró 11 años, murieron allí decenas de miles de personas. Ahora y por iniciativa de la ONU, los rebeldes cambian sus armas por instalaciones deportivas, escuelas y centros de salud.
En Camboya se quemaron en ceremonias "Flame of Peace" (Llama de paz), impulsadas ante todo por la Unión Europea, 190.000 armas pequeñas. Uganda se está deshaciendo de 57.000 armas, con ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según una encuesta reciente de Amnistía Internacional y Oxfam el temor ante las armas pequeñas está ampliamente difundido. En Sudáfrica, el 72 por ciento de la población tiene miedo de ser baleado.
Resultados semejantes se obtuvieron en Brasil, Canadá, Guatemala e India. También un 81 por ciento de los británicos se pronunciaron a favor de leyes más estrictas contra armas pequeñas importadas en sus calles.
Una excepción es Estados Unidos: En los días previos a la conferencia en la sede de Naciones Unidas se recibieron masivamente protestas por escrito. Más de 100.000 ciudadanos recalcaron, a través de una nota modelo hecha por el influyente lobby de armas NRA, su derecho constitucional de poder portar armas.
Amnistía, Oxfam y la Red Internacional de Acción contra las Armas Ligeras (IANSA) tienen previsto presentar el lunes a los participantes en la conferencia en Nueva York "la foto-pedido más grande del mundo". En ella están retratadas las caras de un millón de personas de 160 países, que instan a sus gobiernos a que adopten controles más estrictos en el comercio de armas.
Las tres organizaciones también saludarán a la conferencia con la instalación de una Kalashnikov (AK-47) gigante, "el arma mortal más popular del mundo", frente a la sede central de la ONU.