BAGDAD.- El depuesto Presidente de Irak, Saddam Hussein, será juzgado a partir del 21 de agosto por "genocidio" contra los kurdos, anunció el Alto Tribunal Penal iraquí, cuando el proyecto de reconciliación nacional sigue suscitando reacciones encontradas en el país.
"El tribunal fijó para el 21 de agosto la fecha del inicio del juicio", señaló un comunicado del tribunal que juzga a Saddam Hussein desde el 19 de octubre de 2005 por otra causa, una matanza de aldeanos chiitas en los años 1980.
La instrucción sobre el papel del depuesto gobernante en la campaña antikurda de Anfal que dejó más de 100.000 muertos, se cerró a comienzos de abril. Saddam Hussein y otras seis personas fueron acusadas de "genocidio" en esta operación, presentada por el antiguo régimen como una operación de contrainsurgencia en época de guerra.
La personalidad de uno de los coacusados, Alí Hassan al Majid, un primo de Saddam Hussein más conocido como "Alí el químico", es central en el caso. Fue objeto de numerosas acusaciones, principalmente de uso de gases tóxicos, ejecuciones masivas y establecimiento de campos de detención para someter al norte kurdo.
Según diversas estimaciones, además de los 100.000 muertos, más de 3.000 aldeas fueron destruidas durante esta campaña, que también provocó un desplazamiento masivo de la población kurda.
Entre 1987 y 1989 se lanzaron varios asaltos contra los kurdos, principalmente un ataque con gas en la población de Halabja que dejó 5.000 muertos.
Sin embargo, Halabja no está incluida en el juicio. Anfal, que lleva el nombre de una surata del Corán que significa "botín", se tradujo en bombardeos sistemáticos, ataques con gas y asaltos contra diversas partes de la región autónoma kurda de Kurdistán en 1988.
El ejército iraquí atacó Haladja en represalia a la toma de la ciudad por combatientes kurdos apoyados por los Guardianes de la Revolución iraníes.
Hacia 1986 amplios sectores kurdos escaparon al control del gobierno central, sometido a presiones crecientes debido a la guerra con Irán.
A principios de 1987 Saddam Hussein encargó a Alí Hassan al Majid que retomara el control de la región. Este declaró "zonas prohibidas", considerando a todos los habitantes como insurgentes.
Según Human Rights Watch (HRW), la campaña estaba destinada a exterminar a los kurdos.