ATLANTA.- Uno de los más grandes desafíos de los ingenieros expertos en robótica es crear una máquina que camine verdaderamente como cualquiera de nosotros.
Hasta ahora, la mayor parte de los intentos han terminado, como era de esperar, en movimientos... robotizados.
Los científicos que trabajan en el campo del diseño inspirado en la biología observan a la naturaleza para superar los obstáculos. Argumentan que los ingenieros pueden aprender mucho del más riguroso proceso en el mundo: la evolución.
"Si se piensa en los organismos como productos, todos los fallidos son retirados. Los que han sobrevivido evolucionaron durante millones de años", explicó Marc Weissburg, profesor de biología y codirector del Centro para el Diseño de Inspiración Biológica en el Centro Tecnológico de Georgia.
La gente siempre ha acudido a la naturaleza para inspirarse, sea capturando la luz solar para hacer fuego o emulando a las aves para volar. Pero en los últimos 30 años, esas observaciones se han convertido en los cimientos de un campo científico cada vez más popular.
Dos centros de investigación con ese propósito abrieron el año pasado, uno en el Centro Tecnológico de Georgia en Atlanta y otro en la Universidad de California en Berkeley. Y en mayo, decenas de investigadores se congregaron en Atlanta para compartir sus experimentos en lo que según observadores marca el inicio de la era de ese campo.
Fueron exhibidos diversos proyectos, como investigaciones sobre los bigotes de las ratas, las mandíbulas de peces y los cerebros de gusanos.
La muestra "realmente captura la imaginación al mostrar qué superiores son los organismos cuando actúan", dijo Weissburg. "El mundo natural no desperdicia energía, acumula una gran cantidad de toxinas ni produce más materiales de los que usa", añadió.
Un proyecto de Weissburg introduce un cegador rayo láser verde en el interior de una piscina para seguir la forma en que un cangrejo azul consigue comerse un trozo de camarón en 15 segundos aunque no puede ver.
Hang Lu, también profesora, observa gusanos comunes para aprender a desarrollar sensores que algún día puedan distinguir aromas. En el futuro, dijo, la tecnología podría utilizarse para estudiar columnas de humo a kilómetros de distancia y determinar qué está ardiendo.
Esa disciplina ha tenido algunos recientes éxitos populares, incluidos productos de limpieza y pinturas que tomaron de algunas plantas la forma de impedir que el agua se adhiera en sus hojas y así repeler el polvo y elementos contaminantes.
Los escépticos dicen que la relativa escasez de descubrimientos y el elevado costo para desarrollarlos no valen la pena.
El nuevo campo también es criticado por defensores del diseño inteligente, quienes dicen que los científicos reverencian un sistema que es tan complejo que debió ser creado por una fuerza superior.
En su portal de internet, William Dembski, un destacado activista del movimiento del diseño inteligente, desestimó el nuevo centro del Tecnológico de Georgia.
"Así es como funciona: encontramos algún sistema asombroso en el reino biológico, determinamos cómo desmenuzarlo, y luego diseñamos y construimos un sistema paralelo que sirva a nuestras necesidades", escribió.
"Pero, por supuesto, el sistema original evolucionó con el jugueteo ciego de ensayo y error... Creer que fue en realidad diseñado para que concibiéramos su contraparte humana es simplemente una tontería", estimó.
Los científicos del reciente campo afirman que los recientes avances conducirán a nuevos descubrimientos que superarán con creces las inquietudes humanas, pues hasta las criaturas más pequeñas podrían guardar un secreto trascendental.
"Cada organismo está diseñado para resolver un problema", dijo Weissburg.
