JERUSALÉN.- El escándalo que rodea al Presidente israelí, Moshé Katzav, acusado supuestamente por una mujer de acoso sexual, se ha visto hoy reforzado por el testimonio de una segunda que trabajó para él hace unos quince años.
"Pidió darme un abrazo paternal y le dejé, pero después me quiso tocar el pecho, dentro de la blusa, y la falda", dice 'Sh' al diario Maariv, que da cuenta de la nueva denuncia.
La mujer trabajó con él a principios de los años noventa, al parecer cuando Katzav era ministro, aunque el diario no da detalle alguno de su identidad y ella sólo manifiesta que, si la Policía abre una investigación y le pide prestar testimonio, lo hará.
El primer escándalo de acoso sexual surgió el pasado día 9 por iniciativa del propio Presidente, quien denunció al fiscal general del Estado, Menahem Mazuz, el caso de una mujer, al parecer secretaria suya, que trataba de chantajearlo por no devolverla a su puesto de trabajo tras una breve baja voluntaria.
La mujer -cuya identidad tampoco ha sido dada a conocer-, lo acusaba de haberla acosado sexualmente y obligado a realizar actos indecentes.
La prensa informó de que se trata de una secretaria de unos 30 años y jerosolimitana, que abandonó su puesto hace un año y que ahora solicita su vuelta, a lo que el presidente se negó.
Investigación
Antes de decidir si abre o no una investigación Mazuz ha pedido al Presidente que le entregue las pruebas que tiene sobre el caso, entre ellas la grabación de una conversación telefónica con la supuesta chantajista.
Katzav declaró ayer en un acto público que entregará esas pruebas a su tiempo, antes las críticas de la opinión pública por el retraso del expediente.
La portavoz del Presidente, Hagit Cohen, se ha limitado a decir sobre el segundo caso que "el presidente no tiene idea de quién es la denunciante y a la que supuestamente molestó hace quince años".
Y agregó que según los datos, "no hay nada de verdad en la denuncia (al diario) y debe tratarse de un ejemplo de esta última moda (de denuncias contra él)".
La Ley Básica sobre el Presidente del Estado israelí, promulgada en 1964, garantiza al jefe de Estado inmunidad legal mientras ocupa el cargo y le exime de tener que testificar en un juicio sobre hechos que hayan tenido lugar mientras desempeñaba esas u otras funciones.
No obstante, el anterior presidente israelí, Ezer Weizman, se vio forzado a abandonar su cargo antes de tiempo por un escándalo financiero, en un acuerdo con el entonces presidente del Parlamento para que no iniciará contra él un proceso de investigación.