SAO PAULO.- Las empresas de ómnibus urbanos que operan en la ciudad de Sao Paulo resolvieron salir a las calles de la mayor metrópoli brasileña al recibir garantías de protección especial de parte de la policía, luego de la ola de violencia criminal que lleva tres noches seguidas.
Los empresarios aceptaron con satisfacción las garantías dadas por el Comando General de la Policía Militar (PM) y por la Alcaldía de Sao Paulo de un patrullaje especial en las rutas de los vehículos, además de autorizar que agentes especiales de civil viajen en un número importante de unidades, entre otras medidas.
La ola de violencia es atribuida al 'Primer Comando de la Capital (PCC)', que opera desde los presidios y que en mayo ordenó cientos de rebeliones carcelarias y atentados contra objetivos policiales y civiles, que dejaron al menos 170 muertos y llegaron a paralizar a Sao Paulo, el estado más rico y poblado de Brasil.
Esta misma noche volvieron los ataques contra ómnibus paulistas, el último contra una unidad que se prendió fuego y se estrelló contra una casa, esparciendo las llamas. También fue atacado con una bomba casera un centro comercial de la zona este de la ciudad.
Estimaciones de los empresarios indican que cada ómnibus incendiado supone una pérdida de 120.000 reales (más de 54.000 dólares al cambio).
Los números primarios indicaban que unos 68 omnibus fueron incendiados u atacados a tiros en dos días, aunque las cifras pueden ser mayores según empresarios del sector.
Un 85% de la flota de ómnibus de Sao Paulo permaneció el jueves en sus centrales y hangares por temor a ataques y las terminales se presentaron vacías. Apenas un reducido número circuló por las calles y ello derivó en paradas repletas y vehículos sobrecargados.
Mucha gente debió ir a sus trabajos caminando, o utilizando bicicleta o vehículos particulares compartidos.
El sistema de transporte público paulista atiende el traslado diariamente de cerca de 5,5 millones de personas.