LA PAZ.- El presidente boliviano, Evo Morales, calificó el martes como "inquisidores" a sectores de la influyente Iglesia Católica y recibió como respuesta una exhortación de los obispos a ser más respetuoso y tolerante, "sin recurrir a insultos".
El inusual cruce de declaraciones se produjo cuando faltan menos de dos semanas para la instalación de una asamblea constituyente prometida por Morales para "refundar" con sello indígena al país más pobre de Sudamérica.
El gobernante indígena atacó a los obispos al salir en respaldo de su controvertido ministro de Educación, el también indígena aymara Félix Patzi, quien dijo el lunes que la Iglesia era "mentirosa y oligárquica" por cuestionar una reforma educativa que restringiría la religión en las escuelas.
"Estoy muy preocupado por el comportamiento de algunos jerarcas de la Iglesia Católica, actúan como en tiempos de inquisición", dijo a reporteros Morales, en respuesta a una consulta sobre un aparente malestar de la jerarquía católica ante las palabras de Patzi.
"Quiero pedir a algunos jerarcas entender la libertad de religión, de creencia en nuestro país", agregó Morales, al reiterar que él mismo era católico y respetaría la enseñanza religiosa, "pero no para que puedan buscar cierta ostentación de poder todavía".
La Conferencia Episcopal dijo luego en un comunicado que la proximidad de la asamblea constituyente es una ocasión para que los bolivianos debatan democráticamente "en el marco del respeto mutuo, la tolerancia y el diálogo responsable, sin recurrir a insultos que hasta desdicen de los que los profieren".
El presidente no identificó a los prelados que consideraba "inquisidores", en la que fue hasta ahora su referencia más directa a la gran influencia de la Iglesia Católica en la historia de Bolivia, donde la mayoría de la población es pobre, indígena y católica.
Los obispos agregaron en su comunicado que había suficientes pruebas de la iniciativa llamada "opción preferencial por los pobres" asumida por la Iglesia Católica en Bolivia, "más allá de interpretaciones unilaterales", y ratificaron su disposición a un diálogo abierto con el gobierno.
Las tensiones entre el gobierno de Morales y la Iglesia Católica brotaron hace unos dos meses, cuando el ministro Patzi reveló un proyecto para suprimir la educación religiosa en las escuelas.
Morales garantizó entonces a la cúpula de la Iglesia que el estado mantendría sus compromisos históricos con la institución, pero tras la reciente victoria oficialista en la elección de miembros de la asamblea constituyente, Patzi condujo un congreso multisectorial que aprobó un proyecto de reforma educativa marcadamente indigenista.
La constitución boliviana dice que el Estado reconoce y sostiene la religión católica, en el marco de una libertad de cultos, y la Conferencia Episcopal ha dicho varias veces en los últimos meses que aceptaría que se quite ese reconocimiento a cambio de garantías para la vida religiosa.
La asamblea constituyente, según Morales, debería garantizar la participación plena de los pueblos indígenas en la vida del Estado y consolidar reformas económicas como una nacionalización de los hidrocarburos decretada en mayo.
El cuerpo redactor de la nueva carta magna boliviana se constituirá el 6 de agosto.