(Foto: AFP) |
LONDRES.- Los británicos recordaron hoy ese "sí, quiero" dado hace 25 años por Carlos de Inglaterra y la princesa Diana en una boda de fábula que debía ser el comienzo de la edad de oro de la monarquía inglesa y en cambio la sumió en una de las épocas más difíciles de su historia.
"Un día de felicidad real que escondía la tristeza", "1981: cuatro motines y una boda real", fueron algunos de los títulos de la prensa británica para recordar aquella ceremonia de 29 de julio de 1981 seguida por más de 750 millones de personas.
Así, ante los ojos televisivos del mundo entero, el heredero del trono británico, un Carlos de Inglaterra de 32 años y hasta ese día uno de los solteros más codiciados del planeta, se casó con una joven de 20 años llamada Diana Spencer.
Lo que parecía una fábula de amor incluso hizo olvidar a los británicos que 2,5 millones de personas no tenían empleo y las revueltas sociales ante la grave crisis económica.
Unos 3.500 invitados vieron en la catedral de St. Paul a Diana vestida con un traje color marfil, lleno de románticos volantes que inmediatamente copiaron las novias de medio mundo y una cola de más de siete metros de largo.
Las calles de Londres fueron tomadas por 600.000 personas que no quisieron perderse el saludo de los recién casados desde el coche de caballos que tras la ceremonia los llevó al Palacio de Buckingham.
"Fue una especie de apogeo para la monarquía británica. Nunca había tenido tanto brillo. Diana se convirtió en una estrella al nivel de Elizabeth Taylor o la princesa Gracia de Mónaco", recordó el experto en realeza Hugo Vickers.
Menos de cinco años
El sueño, sin embargo, duró menos de cinco años, durante los cuales nacieron los príncipes Guillermo, en 1982, y Enrique, en 1984.
Después se convirtió en pesadilla al descubrirse que Carlos había seguido manteniendo su relación amorosa con su amante de siempre, Camilla, y que una desesperada Diana había incluso intentado suicidarse varias veces.
La separación llegó en 1992, el "annus horribilis" de la soberana británica, y el divorcio en 1996. Sin embargo, un año después, en el verano de 1997, se produjo la gran tragedia: la muerte en un accidente automovilístico en París de la princesa Diana junto con su amante, el millonario árabe Dodi Al Fayed.
El fallecimiento de su adorada princesa sumió al país en duelo nacional y se multiplicaron las críticas a la frialdad de una Isabel II demasiado distante para sus súbditos.
"Fue el peor momento. (La reina) debió adaptarse y se hizo más natural, porque eso era lo que el pueblo amaba de Diana", explicó Vickers.
Ahora las cosas han mejorado, añadió el experto al recordar cómo "el 50 aniversario en el trono de Isabel II en 2002 y las celebraciones por su 80 cumpleaños, hace pocos meses, "mostraron que los británicos siguen unidos a su reina, si bien no a su hijo", que sigue sin contar con la simpatía popular, pese a haberse casado en 2005 con su amada Camilla.
En el futuro, sin embargo, se perfila una nueva fábula: la boda del primogénito de Diana y heredero al trono, Guillermo, de 24 años, con su novia, Kate Middleton.