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Perfil: Raúl Castro, un hermano y compañero en la Revolución de Fidel

El hermano menor del gobernante cubano, nacido el 3 de junio de 1931 y educado por los jesuitas, participó desde el inicio en la aventura revolucionaria de Fidel.

01 de Agosto de 2006 | 00:03 | DPA
CIUDAD DE MÉXICO.- "¡Viva Raúl! ¡Viva Fidel!", fue lo primero que atinó a exclamar, en ese orden, el ministro del Exterior cubano Felipe Pérez Roque, cuando Fidel Castro se desmayó en un acto público el 23 de junio de 2001.

Ante miles de personas atónitas, desconcertado él mismo por el desvanecimiento de su líder, Pérez Roque trazó de manera inequívoca con sus palabras el camino de la sucesión.

"Muerto el rey, viva el rey", parecía la consigna. El mensaje no daba pie a dudas: otro Castro después de Castro.

Ahora, obligado Fidel a delegar funciones "por unas semanas" debido a una intervención quirúrgica derivada de un problema intestinal con sangrado, Raúl Castro volvió a saltar a la escena y asumirá sus cargos.

Cuando Fidel Castro se desmayó hace cinco años, ya hacía tiempo que su hermano, que acaba de cumplir 75 años, había sido ungido sucesor del trono de la Revolución Cubana, por herencia y por ley, en su condición de primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Aquel desvanecimiento de 15 minutos reavivó las especulaciones sobre la Cuba postfidelista y atrajo más las miradas sobre el veterano delfín, con fama de duro e intransigente, pero más pragmático y menos mesiánico que su hermano.

Raúl Castro, nacido el 3 de junio de 1931 y educado por los jesuitas, participó desde el inicio en la aventura revolucionaria.

Estuvo en el asalto al cuartel Moncada en 1953, compartió cárcel y exilio con Fidel y fue uno de los tripulantes del yate "Granma" que partió de México en 1956 con un grupo de revolucionarios para iniciar la guerra de guerrillas contra el dictador Fulgencio Batista.

Después del triunfo de la revolución, el 1 de enero de 1959, asumió como ministro de las Fuerzas Armadas con 28 años y bajo su mando, con equipos de combate facilitados por los soviéticos, el Ejército cubano llegó a ser el más poderoso de América Latina.

En las apariciones públicas Raúl siempre estuvo a la sombra de Fidel. Pero en los pasillos del poder manejó importantes hilos políticos, económicos y militares y se le atribuye un papel clave en el acercamiento inicial entre la Unión Soviética (URSS) y el gobierno castrista.

Raúl Castro negoció en 1962 con Moscú un acuerdo para estacionar en la isla cohetes soviéticos con capacidad nuclear, una decisión que derivó en la Crisis de los Cohetes con Estados Unidos y puso al mundo al borde de una guerra nuclear.

Dos décadas después, al regresar de un viaje a Moscú, le tocó revelarle a Fidel Castro una de las noticias más duras para la isla: que la URSS había decidido dejar a Cuba a su suerte y no intervenir de manera directa en caso de una invasión militar de Estados Unidos.

Corrían los tiempos más virulentos del gobierno de Ronald Reagan contra el comunismo y los dos hermanos guardaron celosamente el secreto "para no estimular al enemigo", según relató el propio Raúl en 1993 en una extensa entrevista concedida a la cadena de diarios "El Sol de México".

En apariencia las relaciones con Moscú seguían igual, pero "internamente, Fidel y yo, y otros compañeros que por necesidades de trabajo conocieron después esto, que codificamos como el Caso Pandora, sufrimos en silencio la amargura", confesó.

A Raúl Castro, que se casó con la guerrillera Vilma Espín y tuvo varios hijos y nietos, se lo considera el responsable de la ejecución de opositores al régimen y de rivales internos como el general Arnaldo Ochoa, acusado en 1989 de corrupción y narcotráfico.

Después del colapso del bloque soviético, que fue para Cuba el corte de un cordón umbilical político, económico y militar, tuvo que compactar el aparato militar e instituyó un sistema de autoabastecimiento alimentario en granjas de las Fuerzas Armadas.

Muchas empresas cubanas, como la compañía turística Gaviota, dependen de las Fuerzas Armadas. Raúl Castro fue también un impulsor de las reformas que permitieron una mayor apertura económica en 1994.

Pragmático o mano dura, la personalidad de Raúl Castro siempre estuvo rodeada de un halo de misterio.

"El día que la generación que viene detrás analice lo que hemos hecho, seguramente encontrarán las fallas que hemos tenido. Sólo el que no actúa no comete errores", contestó en una entrevista con un diario mexicano cuando se le preguntó si era un hombre temible.

Hace poco, Raúl Castro afirmó que el único heredero de Fidel será el Partido Comunista Cubano. Y en 2001, cinco meses antes de aquel desmayo público, llamó al sosiego a los promotores de una Cuba sin Fidel.

"Yo soy de los que cree que al imperialismo le convendría más tratar, con nuestras diferencias insalvables, de normalizar las relaciones en vida de Fidel que en el futuro", afirmó.
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