Un cartel con la imagen de Fidel Castro permanece junto a una bandera en el popular barrio de Centro Habana. Foto: EFE. |
LA HABANA.- El gobierno comunista de Cuba afirmó que se defenderá contra cualquier intento de Estados Unidos de tomar ventaja de la actual convalecencia del presidente Fidel Castro, mientras algunos exilados solicitan a Washington intervenir para lograr una transición hacia la democracia en la isla.
"Una vez más, ellos no deberían cometer un error, no fantasear... pensando que sus deseos se harán realidad", comentó el jueves ante la televisión estatal Rogelio Polanco, editor del diario Juventud Rebelde, en referencia a los movimientos del exilio cubano.
Al anunciarse la transferencia de poderes el lunes, Bush se encontraba en Miami, donde declaró a WAQI-AM Radio Mambí, una estación radial que transmite en español, que "si Fidel Castro se retirara debido a causas naturales, tenemos un plan para ayudar al pueblo de Cuba a comprender que hay una mejor vía que el sistema en el cual ha estado viviendo".
Pero algunos quieren más. William Sánchez, abogado de la Fundación nacional cubano estadounidense, solicitó a Bush pedirle a Cuba que establezca un cronograma electoral y permita a los exilados en Estados Unidos viajar por mar a la isla para ayudar en la transición política.
Pero en la isla no había ninguna señal de posibilidad de un cambio. "La revolución continuará" fue el leit motiv de los medios estatales el jueves.
¿Continuidad o cambio?
Mientras los hermanos Castro siguen sin aparecer en público, la nueva administración provisional de la isla tiene un estilo más colegiado por el nombramiento de otras seis personas a la cabeza de proyectos clave.
Operado de urgencia por una crisis intestinal, el histórico líder Fidel Castro dejó provisionalmente en manos de su hermano Raúl las principales funciones que tenía: el gobierno, la dirigencia del Partido Comunista de Cuba (PCC) y la comandancia de las fuerzas armadas.
Pero en la misma nota escueta con que dio a conocer su delicado estado de salud, el octogenario líder cubano también distribuyó otros cargos a seis conocidos. Se trata en suma de una mezcla de antiguos y ortodoxos colaboradores de Castro, como José Ramón Balaguer y José Ramón Machado Ventura , con otros con fama de reformadores o más jóvenes como Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque. Pero todos coinciden en su disciplina y lealtad al hombre que maneja Cuba desde 1959.
Pero con Raúl Castro todavía invisible al público, los cubanos en la isla se enfrentan ante la difícil tarea de avistar el horizonte de lo que se viene.
"Hasta ahora no se vislumbra ningún cambio y al menos no creo que inicialmente Raúl Castro vaya a tomar medidas por cuenta propia sin la autorización de su hermano", dijo a la AP el ex comandante revolucionario y luego opositor Eloy Gutiérrez-Menoyo.
Sin embargo, este ex preso político cree que podría venir un segundo momento si Raúl siente su designación como definitiva, entonces sería un candidato para iniciar algunas reformas aperturistas.
Para Gutiérrez Menoyo tampoco se trata de una dirección colegiada, una idea que ambos Castro mencionaron este año como una posibilidad en entrevistas y discursos.
"Es una designación (la de cargos) completamente arbitraria, no ha sido respaldada por la Asamblea, ni en el Consejo de Estado. Y puede crear problemas porque quedan fuera personas que pensaron que Fidel estaba contando con ellos", advirtió.
Mientras tanto, las calles en este verano caluroso lucen tranquilas, salvo por una incesante ola de rumores que suelen provenir del exterior. Tampoco se han registrado, como temían los disidentes, arrestos masivos.
Las perspectivas
Por su parte, los funcionarios estadounidenses en la isla también dieron su opinión. "Estamos viendo entre los cubanos un sentimiento de que Fidel jamas volverá al poder, parece que hay un consenso creciente en esta dirección", dijo a la AP, Drew Blakeney, vocero de la Oficina de Intereses de Washington aquí.
Consultado sobre la situación, el historiador y analista disidente Manuel Cuesta Morúa realizó su evaluación de la situación.
"En términos políticos nos enfrentaremos a un gobierno más duro porque no tienen un líder carismático", añadió Morúa, quien dirige un grupo de socialdemócratas. Sin embargo, explicó que a mediano plazo podría haber más pragmatismo porque "Raúl puede estar buscando también dejar su propio legado". El hermano menor de Fidel ha aplicado criterios de eficiencia a empresas que dirigen los militares.
Morúa abogó por una "transición pacífica" hacia un modelo pluralista, pero no descartó que una "sucesión-transición" malograda desate las "presiones geopolíticas", donde jugarían un papel Estados Unidos y la eventual violencia.
Una advertencia en este sentido parece venir del periódico oficial Granma: "Los medios de combate están listos para defendernos", tituló el jueves el rotativo, que además anunció la emisión por televisión de una mesa redonda de altos funcionarios para analizar "la perfidia informativa y amenazas del imperio".
"Nada va a cambiar y si algo cambia es para ser más comunistas", dijo Clemente Pérez un jubilado consultado por AP en el Centro Habana.
Unos metros más allá, montado sobre su bicicleta, Aracelio García pronosticó: "No va a haber reforma, ni transición porque cuando Fidel se alzó, Raúl se fue detrás de él para la Sierra (Maestra) y Raúl siempre ha seguido a Fidel".
A micrófono cerrado y sin entregar sus nombres otros cubanos se muestran un poco más preocupados, tanto por la salud del presidente, como por la crueldad que consideran podría venir de unos pocos pero poderosos exiliados de Miami.
Y también les inquieta los resultados de una desestabilización que afectaría a muchos cubanos en uno y otro extremo del Estrecho de la Florida.