SAN BLAS.- Los tres pescadores mexicanos que sobrevivieron por meses en un pequeño bote en el Océano Pacífico regresaron el viernes a su país, donde se han convertido en una especie de héroes nacionales.
Los tres llegaron a la Ciudad de México en horas de la mañana en un avión comercial procedente de Honolulú, en las islas Hawaii, vía Los Angeles.
Los pescadores de tiburones, fueron arrastrados por las corrientes del Pacífico en su bote de 8 metros de longitud en noviembre, y recorrieron más de 8,000 kilómetros a la deriva hasta que fueron hallados hace dos semanas por un buque atunero taiwanés, cerca de las islas Marshall.
Dicen haber sobrevivido alimentándose de pescado crudo y aves marinas, y que bebieron agua de lluvia y su orina, en uno de los casos más largos documentados de sobrevivencia a la deriva.
El viaje "nos llevó a apreciar mejor a los amigos y la comida", dijo el sobreviviente Lucio Rendón en rueda de prensa. Los nombres de los otros dos pescadores son Salvador Ordóñez y Jesús Vidaña.
Una banda de bronces interpretó melodías locales cuando Rendón llegó al aeropuerto de Tepic en una escala del camino a casa en el puerto de pescadores de San Blas, desde donde salió el bote.
Familiares llorosos lo abrazaron y acariciaron su rostro en la pista de aterrizaje. Un hotelero de San Blas sacrificó nueve ovejas para hacer guisado de "birria" para la fiesta con cerveza gratis para el pueblo.
"Teníamos fe que íbamos a llegar a tierra y llegamos", dijo Rendón. Al ser consultado sobre si tiene miedo de regresar al mar, contestó: "sin miedo".
Héroes y dudas
La odisea de los pescadores ha cautivado a México, pero en los últimos días han surgido preguntas acerca de por qué se hicieron a la mar y sobre la suerte de otros dos hombres que murieron durante la travesía.
Un portavoz del gobierno dijo esta semana que los hombres serían investigados por posibles vínculos con el narcotráfico, pero el Procurador General Daniel Cabeza de Vaca dijo posteriormente que no hay evidencia inmediata de que fueran traficantes.
La costa del Pacífico mexicano es un corredor para el transporte marítimo de cocaína y marihuana hacia Estados Unidos.
Los pescadores han negado que sean traficantes de narcóticos y han afirmado estar dispuestos a someterse a un detector de mentiras. Dijeron que fueron a cazar tiburones y pescadores locales los apoyaron.
"Mírennos a nosotros, no tenemos para nuevas pangas (botes), ni motores nuevos, ni redes. Si estuviera aquí lo narco, tendríamos camionetas grandes y ropa buena", dijo Hilario Sánchez, de 45 años, en el muelle de donde salieron los pescadores hace más de nueve meses.
La historia de tenacidad de estos hombres de pocas palabras y origen humilde ha encantado a México, así como su poca disposición a verse como héroes.
Durante un programa de televisión matutino, Ordóñez admitió que durante el viaje sufrieron de "diarrea, sí, pero teníamos que tratarlo con calma".
Por su parte Rendón se negó a responder si habían bebido su propia orina durante el viaje, pero Ordóñez aclaró que "a mi compañero le da vergüenza, pero la verdad sí".
Comentaron que durante varios días debían mantenerse completamente inmóviles para evitar llamar la atención a grupos de tiburones curiosos que rondaban el bote y lo azotaban con sus colas.
Por las noches, cuando aves marinas se posaban para descansar en el bote, ponían sus cabezas bajo las alas para dormir y en ese momento Ordóñez, el más pequeño de los tres, saltaba para cazarlas.