Natascha Kampusch, cuando tenía 10 años. (AFP) |
VIENA.- La adolescente austriaca que estuvo secuestrada durante ocho años en un sótano hasta la semana pasada, se refirió a su fallecido captor como "parte de mi vida" e insistió en un comunicado divulgado el lunes que no tuvo privaciones durante su largo cautiverio.
En el comunicado, leído a la prensa por un psicólogo, Natascha Kampusch, de 18 años, dijo que entendía la "extrema curiosidad" que su caso había despertado, pero solicitó "por favor, déjenme en paz por un tiempo".
"Todo el mundo quiere hacerme preguntas íntimas, que no le interesan a nadie", dijo. "Me siento bien donde estoy actualmente", afirmó la joven de origen humilde.
El lunes la policía aseguró que hasta ahora Kampusch, quien tenía 10 años al ser secuestrada camino a la escuela el 2 de marzo de 1998, sólo ha sido interrogada sobre su plagiario, Wolfgang Priklopil, quien se suicidó unas horas después de que la chica escapara el miércoles.
El investigador federal Gerhard Lang detalló que las investigaciones continuarán sobre "cada detalle" del caso, que hasta la semana pasada era uno de los grandes misterios de la historia policial contemporánea de Austria.
"Mi habitación"
Aunque las imágenes divulgadas del lugar de cautiverio muestran una estancia subterránea sin ventanas, en su comunicado Kampusch llama al sitio "mi habitación".
"Es mi habitación y no le corresponde al público verlo", dijo la joven.
Afirmó además que nunca llamó "amo" a su captor, aunque afirmó que así se lo pedía Priklopil, un electricista austriaco de 44 años de edad que se suicidó lanzándose a una vía de tren.
"El no era mi amo. Yo era igualmente fuerte", detalló el comunicado.
"Yo no lloré luego de escaparme. Él (Priklopil) era parte de mi vida... En principio, no tengo la sensación de que me perdí algo".
El fin de semana, la policía afirmó que pruebas de ADN tomadas a Priklopil indican que no participó en otros crímenes.
La joven relató que logró escaparse cuando su captor se alejó un momento porque no podía hablar por teléfono mientras ella limpiaba su auto con una ruidosa aspiradora.
Irónicamente, el investigador Nikolaus Kock afirmó a la televisión local que tres meses después de la desaparición la policía llegó hasta la casa del presunto secuestrador, pero que éste tuvo entonces una "sólida coartada", lo que abrió un misterio de más de ocho años de duración.