Por primera vez se verá el actual rostro de la joven. (AFP) |
VIENA.- La joven Natascha Kampusch hablará la semana próxima en la televisión austríaca de sus más de ocho años de cautiverio en los bajos del garaje de la casa de su supuesto captor, Wolfgang Priklopil, del que se escapó en un momento de descuido.
Durante unos veinte minutos, la muchacha, que hoy tiene 18 años, explicará ante las cámaras de la cadena pública de televisión ORF las cuitas y la desesperación que sufrió durante 3.096 días de encierro en un minúsculo calabozo construido ex profeso para su secuestrador.
La prensa local relata hoy que, tras liberarse de Priklopil, Natascha ha estado bajo cuidados intensivos de un equipo de terapeutas y psiquiatras en un lugar secreto de Viena y alejada de la prensa, que le ha enviado más de 300 solicitudes de entrevistas.
Para terminar con el asedio periodístico, la ex secuestrada, aconsejada por expertos, ha optado por conceder una entrevista sobre sus años de prisionera del ingeniero de telecomunicaciones de 44 años, que se suicidó arrojándose a un tren el mismo día que Natascha huyó de su casa, la semana pasada.
La televisión austríaca venderá después a los medios internacionales la cinta y los derechos de la entrevista, que “no durará mucho más de veinte minutos”, según el asesor de prensa de Natascha, Dietmar Ekcer.
Entre los detalles aparecidos en los últimos días sobre la fuga de Natascha destaca el de un hombre de 26 años, que fue autor de la llamada telefónica a Priklopil para informarse del alquiler de un piso de propiedad de éste.
El secuestrador se alejó de su automóvil, un BMW 850i, que estaba limpiando con la aspiradora Natascha, para poder oír mejor la conversación, momento que la joven aprovechó para darse a la fuga y refugiarse en la casa de una vecina, quien llamó inmediatamente a la policía para informar sobre la muchacha.
La búsqueda, al final infructuosa, de Natascha Kampusch a partir de su desaparición, en marzo de 1998, fue la operación policial más compleja y larga en la historia de esta república alpina.
Durante meses y años, las fuerzas de seguridad siguieron pistas e indicios de todo tipo relacionados con este caso, sin que dieran con su paradero, que estaba situado a pocos kilómetros de su casa, en el barrio periférico vienés de Florisdorf.