TOKIO.- El nuevo hijo de los príncipes japoneses Akishino y Kiko, que nació esta noche en Tokio (miércoles en Japón), pasará por una serie de rituales que le confirmarán en su papel de miembro de la familia imperial y marcarán su destino como un sucesor al trono.
Tras el nacimiento del niño se puso en marcha toda la parafernalia de rituales a los que deberá ser sometido en los próximos días.
En lo inmediato, un mensajero del emperador Akihito entregará una espada "protectora" para el pequeño y la pondrá sobre su almohada.
El niño recibirá su nombre durante una ceremonia que tradicionalmente tiene lugar el séptimo día tras su nacimiento.
También se le impondrá un símbolo que será usado para marcar sus pertenencias y que será elegido por su madre.
Aunque aún se desconoce cuál será su nombre, éste contendrá el sufijo "-hito", que significa "persona virtuosa". Si hubiera sido mujer, habría llevado al final de su nombre la partícula "-ko", que significa "niña".
Tras conocerse el nombre del bebé, que se lo impondrá su padre en esa ceremonia especial, el jefe de la Casa Imperial, Shingo Haketa, lo inscribirá en el registro de la familia imperial.
El niño será además sometido a una serie de rituales que no hacen apenas diferencias por su sexo. No obstante, algunos ritos no serán llevados a cabo, pues no es hijo de un emperador o un príncipe heredero.
Por ejemplo, no se producirá la ceremonia del baño, en la que se ruega por la "excelencia literaria" y la "buena salud" del príncipe.
En cambio, por esta ceremonia sí pasó Aiko, hija de 4 años del príncipe heredero Naruhito y su esposa, la princesa Masako, de 42 años.
Del resto de rituales por los que pasará el pequeño vástago de Kiko y Akishino destacan la visita a los tres edificios del Palacio Imperial, donde se venera a los antiguos emperadores, y su primera alimentación simbólica con palillos.