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Benedicto XVI: En Occidente se desprecia a Dios

Joseph Ratzinger hizo estas manifestaciones ante unas 200.000 personas en Munich, en su primera misa como Papa en la ciudad de la que fue arzobispo y cardenal desde 1977 a 1981.

10 de Septiembre de 2006 | 07:01 | EFE
MUNICH.- Benedicto XVI denunció hoy en Munich que en Occidente se desprecia a Dios y que despreciar lo sagrado se considera un derecho de libertad, pero que ese tipo de tolerancia no es la que esperan los pueblos, "ya que tolerancia -dijo- significa respetar aquello que para otros es sagrado".

El Papa afirmó también que los pueblos africanos y asiáticos no consideran al cristianismo una amenaza para su identidad, sino que esa amenaza la ven en el pensamiento occidental que excluye totalmente a Dios del hombre e intenta imponerlo a sus culturas.

Joseph Ratzinger hizo estas manifestaciones ante unas 200.000 personas que en una mañana luminosa y soleada asistieron en el recinto de la Feria de Muestras, en las afueras de Munich, a su primera misa como Papa en la ciudad de la que fue arzobispo y cardenal desde 1977 a 1981, cuando fue llamado a Roma por Juan Pablo II para hacerse cargo del ex Santo Oficio.

En una densa homilía aseguró que el mundo necesita a Dios, pero que el hombre no le escucha, "se ha vuelto sordo", y que "todo lo que se habla de Él parece anterior a la ciencia, no adaptado a los tiempos actuales".

El Obispo de Roma denunció, relatando lo que le han contado obispos del Tercer Mundo, que el opulento Occidente y en especial Alemania, cuando se trata de ayudar a proyectos sociales siempre está dispuesto, pero cuando se trata de proyectos de evangelización "surgen las reservas".

Benedicto XVI aseguró que sin embargo el hecho social y el Evangelio van inseparable.

"Llevar a los hombres sólo conocimientos, habilidades y técnica es darle demasiado poco, ya que inmediatamente surgen los mecanismos de violencia y la capacidad de destruir y de matar se convierten en la manera prevalente para alcanzar el poder. De esa manera se aleja cada vez la reconciliación y el compromiso común por la justicia y el amor", afirmó el Papa.

El Papa Ratzinger agregó que las poblaciones de Asia y Africa admiran las prestaciones técnicas de Occidente y su ciencia, pero que al mismo tiempo "se asustan ante un tipo de razonamiento que excluye totalmente a Dios de la visión del hombre, considerando esa la forma más sublime de la razón, de imponer también a esas culturas".

"La verdadera amenaza para su identidad no la ven en el cristianismo, sino en el desprecio de Dios y en cinismo que considera el desprecio de lo sagrado un derecho de libertad y eleva lo útil a supremo criterio moral para los futuros éxitos de la investigación", aseguró el Papa.

Benedicto XVI subrayó que ese "cinismo" no es el tipo de tolerancia y de apertura cultural que los pueblos esperan y todos los hombres desean.

Según el Papa, la tolerancia que "urgentemente" necesita el hombre comprende el temor de Dios, "que debe aprender nuevamente", y el respeto de lo que para otros es sagrado.

Ratzinger manifestó que ese sentido del respeto se regenerará en el mundo occidental "solo si crece de nuevo la fe en Dios, si Dios está de nuevo presente para nosotros y en nosotros".

Benedicto XVI agregó que la fe no se impone a nadie, que el proselitismo es contrario al cristianismo y que la fe se puede desarrollar sólo en libertad.

Tras abogar por que la justicia y el amor se conviertan en fuerza decisivas en el orden mundial, el Papa reiteró que el mundo necesita a Dios y que "su venganza llegará".

"Su ’venganza’ es la cruz, el ’no’ a la violencia, el amor hasta el fin. Ese es el Dios del que tenemos necesidad", aseguró Benedicto XVI.

El Papa también tocó problemas sociales como el sida y dijo que para combatirlo hay que afrontar "de verdad" sus causas profundas y curar a los enfermos con la debida atención y cariño.

A la misa asistieron, además de alemanes -en su mayoría bávaros- fieles procedentes de los países limítrofes, entre ellos Austria.

Un crucifijo del año 890, considerado el más antiguo del mundo, presidió el altar y una campana regalada a Benedicto XVI cuando fue elegido Papa repicó durante un buen rato a la llegada del Pontífice, que se encuentra en Múnich desde ayer, en su segundo viaje a Alemania que en esta ocasión le llevará durante seis días por los lugares de su Baviera natal donde transcurrió su infancia, juventud.

En esta segunda jornada, el Papa visitará también la catedral de Múnich, donde a últimas horas de la tarde celebrará las Vísperas, en la que participarán niños de primera comunión y familias jóvenes.

Mañana visitará su pueblo natal, el santuario de Altotting, Ratisbona, en cuya universidad enseñó Dogmática, y su pueblo natal, Marktl am Inn.

Esta madrugada, desconocidos, a los que busca la policía, lanzaron dos globos llenos de pintura contra la casa natal del Papa, que desde que elegido Pontífice se ha convertido en lugar de peregrinación de fieles y de interés turístico.
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