MÉXICO.- El historiador estadounidense Eric Van Young afirmó hoy que los indígenas mexicanos no se beneficiaron con la independencia del país, sino que salieron perdiendo por la desaparición de las instituciones coloniales que los protegían.
Van Young, quien presenta en tierras mexicanas su libro "La otra rebelión. La lucha por la independencia de México (1810-1821)", dijo a Efe que "con la guerra de independencia se destruyó el estado colonial, y así los criollos y las capas dirigentes se aprovecharon de sus tierras y su trabajo".
El catedrático de la Universidad de San Diego, California (EEUU), admitió que esta postura es muy controvertida entre los historiadores, pues algunos dicen que hubo espacio para la expansión de la economía campesina.
"Yo lo dudo francamente, no creo que esa mayoría abrumadora de gente indígena haya ganado algo con el movimiento independentista", sostuvo.
El autor, cuya última obra ha sido editada por el Fondo de Cultura Económica mexicano, dijo que su libro da una visión alterna a lo que hasta hoy se conoce como el movimiento armado de 1810.
"La otra rebelión' se refiere a la participación de la gente común, de los indígenas, campesinos y gente humilde del pueblo mexicano en la guerra de independencia", explicó.
Según Van Young, el movimiento armado y la creación del Estado mexicano son una invención criolla, como se ha planteado en la extensa bibliografía sobre el tema, por lo que él se fue en busca de esa otra versión.
En su búsqueda encontró que los indígenas nunca entendieron muy bien lo que era la alta política, ni lo que era crear un estado independiente; a ellos sólo se interesaban a la autodefensa de sus pueblos, opinó el experto.
"La idea básica de los indígenas era vivir como entidades más o menos independientes y casi no tenían alianzas con los otros pueblos", agregó.
Sobre las alianzas con los criollos, manifestó que "sería una locura negar que esos dos movimientos se tocaron en varios puntos, pero cada uno luchaba por sus intereses y no tenían un fin común".
Indicó que uno de los elementos unificadores fue el estandarte de la Virgen de Guadalupe, pues era un símbolo que los indígenas seguían ciegamente.
En proporción a su peso demográfico, este grupo social tuvo muy poco liderazgo en la rebelión y, entre ellos, sólo destacó Tito Villagrán, un delincuente de pueblo y cabecilla insurgente.
Dijo que la intervención de los habitantes originarios de México en el proceso fue sólo regional y se centró en cubrir sus metas locales, relacionadas con la reivindicación de la tierra y la preservación de su manera de pensar.
Una vez pasado un ejército insurgente, se replegaban a sus pueblos.
El escritor explicó que los indígenas estaban muy apegados a la figura del Rey Fernando VII, al que veían "como un mesías que los iba ayudar, mientras que a sus ejércitos los estaban combatiendo a sangre y fuego".
"El rey era una figura mitificada, era el gran protector que se interpone entre la aristocracia y la gente indígena para contrariar algunos intentos de separación de la Nueva España; el rey era como protector de los humildes y a lo largo de la colonia se arraiga esa tradición", apuntó.
Van Young es doctorado en Historia por la Universidad de California, ha publicado numerosos artículos y ensayos, así como los libros "La ciudad y el campo de México" y "La crisis del orden colonial: estructura agraria y rebeliones populares en la Nueva España, 1750-1821".