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Derriban escuela amish de Estados Unidos luego de matanza

Los niños del colegio que escaparon sin recibir disparos retomaron sus lecciones en una ubicación que no se reveló. De ellos, sólo hay una niña, la única que logró escapar al baleo.

12 de Octubre de 2006 | 12:38 | Reuters

NICKEL MINES.- Equipos con máquinas excavadoras demolieron hoy la escuela de Pensilvania en la que 10 niñas amish fueron baleadas la semana pasada, mientras la comunidad profundamente religiosa intentaba superar el ataque.


Sólo quedaban pilas de escombros luego de que los obreros, que llegaron antes del amanecer, arrasaran la escuela West Nickel Mines, en la que el conductor de un camión lechero Charles Carl Roberts disparó contra las niñas el 2 de octubre, matando a cinco de ellas y luego suicidándose.


Cinco niñas permanecen hospitalizadas con heridas de bala. El terreno luego sería sembrado y quedaría como pastura. "El objetivo era tirar la escuela abajo y sacarla de aquí muy rápido", dijo Mike Hart, portavoz de la compañía local Bart Township Fire que supervisó la demolición.


"Éste fue un día de cierre, pero nunca habrá un cierre en nuestros corazones (...) Cada vez que pasemos por ese lugar, nuestro corazón estará siempre allí", agregó.


Cuando el sol empezaba a salir, las excavadoras rompían el concreto, mientras que máquinas niveladoras empujaban los restos del edificio formando pilas. Los escombros fueron transportados por un camión a un área de relleno.


"Esta comunidad está lista para intentar regresar a lo más cerca de la normalidad posible", dijo Sam Fisher, director amish de una casa de subastas que sirvió como centro para los miembros de los medios internacionales que llegaron a cubrir la noticia.


Los niños del colegio que escaparon sin recibir disparos retomaron sus lecciones en una ubicación que no se reveló. De ellos, sólo hay una niña, la única que logró escapar al baleo.


En una esquina cercana la gente dejó ramos de flores para las víctimas. Algunos con notas, incluyendo una, pegada a un juguete de peluche, que decía: "Están en nuestras oraciones. Estamos muy apenados. Visitantes de Florida". En otra se leía: "Pequeños angelitos de Dios. En nuestros corazones por siempre".


Fisher, al igual que muchos miembros de la comunidad, apeló al perdón para el asesino y criticó como un sin sentido un ataque a su tumba, en torno a la que se arrojó basura y se patearon las flores. Agregó que en el fondo Roberts podría no haber sido responsable por su crimen. "El demonio tomó control de él", insinuó Fisher. "Espero que la gente lo sienta de esa manera", agregó.

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