NUEVA YORK.— Las autoridades federales estadounidense dieron el viernes los últimos toques a la investigación sobre el accidente de una avioneta sobre un edificio, que causó la muerte del beisbolista de los Yanquis, Corey Lidle, y dijeron que revisarán las normas que permiten a estos aparatos volar sobre Manhattan.
En general, el espacio aéreo de Manhattan ha sido "el lejano oeste", comentó el representante demócrata Anthony Weiner.
Por su parte, el senador demócrata Charles Schumer dijo que todo piloto que se acerque a la isla debería estar bajo la supervisión de los controladores aéreos, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre.
"Un terrorista inteligente podría cargar una avioneta con material biológico, químico e incluso nuclear y volar sobre los ríos Hudson y East, sin pregunta alguna", dijo Schumer.
El legislador dijo que espera que esto sea "un toque de atención" para la Administración Federal de Aviación (FAA) "para que vuelva a examinar las normas de vuelo, lo que no ha hecho desde el 11 de septiembre".
El gobernador de Nueva York, el republicano George Pataki, indicó igualmente que la FAA "debe adoptar una posición mucho más severa" sobre los vuelos privados y la aviación en general que pasa por la ciudad.
La vocera de la FAA, Laura J. Brown, dijo el jueves que el organismo decidió revisar esas directrices y las restricciones de vuelo.
La avioneta monomotor de Lidle se estrelló el miércoles contra un rascacielos cuando sobrevolaba el margen oriental de Manhattan. Con él pereció su instructor de vuelo Tyler Stanger.
No está claro aún quién pilotaba la aeronave en el momento del siniestro. El tema de quién estaba al mando de la avioneta 545 Cirrus SR20 de Lidle incidirá en si su familia recibe un seguro de 1,5 millones de dólares.
Gran parte del espacio aéreo sobre los ríos que circundan Manhattan carece de restricciones para avionetas y helicópteros que vuelen a menos de 300 metros de altura, altitud levemente inferior al rascacielos Empire State Building.
Los pilotos de esas aeronaves no tienen que someter sus planes de vuelo a las autoridades aeronáuticas ni ponerse en contacto con los controladores aéreos siempre y cuando vuelen sobre el agua.