Galaxia de Andrómeda.
El MercurioPARÍS.- La extraña estructura descentrada de Andrómeda, la galaxia en espiral más próxima a nuestra Vía Láctea, nació de un choque colosal por una colisión con una galaxia compañera hace 210 millones de años, según un trabajo que se publicará mañana en la revista científica Nature.
Gracias a imágenes obtenidas por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, astrofísicos de Sudáfrica, Francia y Estados Unidos han encontrado la solución a un enigma planteado hace 20 años: cómo explicar el anillo externo de Andrómeda, cuyo centro está desplazado un poco más de 3.000 años luz en relación al de la galaxia en espiral más grande de nuestra parte del universo.
Estas imágenes, tomadas por Spitzer con infrarrojos a corta y media distancia, revelan lo que la luz visible no permitía distinguir. En el corazón de la galaxia, se disimula un segundo anillo de gas y polvo, también descentrado, que constituiría la primera consecuencia de una gigantesca onda de choque.
Gracias a la simulación digital, los investigadores del equipo dirigido por David Block, de la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), con la ayuda del Observatorio de París y la Universidad de Cambridge (Estados Unidos) han reconstituido estas ondas de densidad propagándose a partir del centro de Andrómeda (o Messier 31).
Éstas coinciden exactamente con los dos anillos. Y, así, se ha podido designar el único origen posible de este choque: una colisión frontal con una pequeña galaxia compañera llamada Messier 32 (M32), confirmado por los cálculos de su talla, masa y distancia entre M32 y M31.