HOUSTON.- El proceso de un camionero, acusado de haber dejado morir a 19 de los 85 inmigrantes clandestinos que transportaba encerrados en un vehículo hermético en 2003, en su mayoría mexicanos, se abrió este lunes ante un tribunal de Houston (Texas, sur de Estados Unidos).
Tyrone Williams, de 35 años, quien se declaró no culpable, corre el riesgo de ser condenado a la pena de muerte por el caso de contrabando humano más cruento en la historia norteamericana, que incluyó a un niño de cinco años.
En sus observaciones preliminares, el fiscal Daniel Rodriguez hizo el retrato de un hombre falto de humanidad, consciente de lo que soportaban los inmigrantes trasladados en su camión, al que calificó de "habitación de la muerte’’.
Rodriguez tenía previsto interrogar como testigo a Fátima Holloway, quien viajaba junto a Williams. Holloway, quien se declaró culpable, llegó a un acuerdo con la justicia para evitar la pena de muerte.
El abogado de Williams, Craig Washington, intentó minimizar el papel de su defendido derivando la falta a los responsables de las redes de tráfico de inmigrantes.
Reconociendo la culpabilidad de su cliente en lo que concierne al traslado de inmigrantes clandestinos, afirmó que Williams no supo en ningún momento cuántas personas se encontraban en la parte trasera de su camión. Pensó que trasladaba a unas quince personas, dijo.
Cuando tomó conciencia de que había personas que corrían el riesgo de morir, Williams habría llamado a la Policía, afirmó Washington, pero ésta se habría negado a intervenir alegando que el caso no correspondía a su jurisdicción.
"Las pruebas muestran que Abelardo Flores cerró las puertas del camión’’, dijo Washington. "Abelardo Flores sabía que unas cien personas no podrían sobrevivir’’ en esas condiciones, agregó.
Flores, que firmó un acuerdo de cooperación para recibir una pena menor, compareció este lunes para testificar contra Williams.
Ante las preguntas de Washington, Flores reconoció no sin demostrar orgullo su capacidad de "detectar los buenos conductores’’. Una pericia que desarrolló con redes de tráfico de seres humanos.
"Yo soy locuaz, yo sé cómo convencer a la gente de hacer cosas que normalmente se rehusarían a hacer’’, explicó.
Washington supo sacar provecho de Flores, cuando le hizo aseverar que su cliente se negó en un primer momento a participar en el tráfico de personas.
Flores había contratado a Williams por 7.500 dólares, recordó por su parte Rodriguez, quien afirmó que el acusado estaba motivado únicamente por el dinero y que jamás demostró compasión por los seres humanos que transportaba.
El 13 de mayo de 2003, después de tres horas y media de viaje entre la frontera de México y la ciudad de Victoria, en Texas, 19 inmigrantes sucumbieron asfixiados y deshidratados en la caja del camión de Williams cargado de clandestinos, faltos de aire y cuya temperatura era asfixiante.
El total de las 19 víctimas eran hombres entre los que había 16 mexicanos, un joven de 15 años de El Salvador, otro de República Dominicana, de 31 años y uno más de Honduras.
Durante un primer proceso en marzo de 2005, en el curso del cual sólo se solicitó la pena de muerte para Tyrone Williams (de un total de 14 implicados), los jurados lo declararon culpable. Sin embargo, no se pusieron de acuerdo sobre el papel exacto que cumplió en los episodios.
El proceso, presidido por la magistrada Lee Rosenthal, durará un mes aproximadamente.
El jurado deberá determinar qué papel cumplió exactamente Tyrone Williams en el tráfico y, en un segundo momento, si atentó deliberadamente contra la vida de los inmigrantes que trasladaba. Sólo sobre la base de esta última cuestión se puede determinar la condena a muerte, un castigo que jamás se ha aplicado hasta ahora en casos de tráfico clandestino de inmigrantes.