SAN JUAN.- Los puertorriqueños presumen de que en la tropical isla caribeña -donde sólo hay dos estaciones: verano y Navidad- se celebran las pascuas más largas del mundo, que comienzan hoy con el pavo de Acción de Gracias y acaban a finales de enero con las fiestas de la calle San Sebastián.
Durante más de un mes, los boricuas aprovechan para compartir lechón con arroz con gandules (legumbre), pasteles (rellenos de masa de plátano o yuca) y morcilla, que acompañan bebiendo coquito (ron con leche de coco) y con postres como tembleque, majarete y más ron, que si es de pitorro (casero), mejor.
Se cantan villancicos originales y los típicos españoles, pero en lugar de seguir el ritmo con una labrada botella de anís, lo hacen con cencerro, gúiro y maracas, y vestidos con pantalones cortos y camiseta.
Para el fundador del Centro de Estudios Avanzados y del Caribe, Ricardo Alegría, que a sus 85 años sigue en su oficina reivindicando la cultura puertorriqueña, la celebración de unas navidades tan extensas es muestra del "acto heroico de cómo hemos mantenido el español a pesar de estar subordinados al monstruo de EE.UU.".
Aunque la celebración de Acción de Gracias proviene de la cultura anglosajona, son las tradiciones heredadas de España las que imperan en Navidad.
Las tradiciones
En Puerto Rico se celebra la Misa del Gallo y el Día de los Inocentes, el 28 de diciembre, en el pueblo de Hatillo las máscaras -de influencia canaria y africana- hacen maldades representando a los soldados de Herodes que perseguían a los niños.
"España trajo un cristianismo que era diferente al del resto de Europa por la presencia desde el año 711 de los musulmanes y todavía conserva costumbres medievales inspiradas en los evangelios apócrifos, como el nombre de los Reyes Magos, que no aparecen en la Biblia", dijo Alegría.
Aseguró que las pascuas boricuas son tan largas porque durante siglos los esclavos y los trabajadores pobres sólo tenían días libres y permiso para festejar si la Iglesia era la que los promocionaba.
Si en el mundo anglosajón la Navidad concluye el 31 de diciembre, en Puerto Rico las parrandas y las trullas siguen recorriendo las haciendas cantando el aguinaldo más allá del seis de enero.